Si nos remontamos al Salón de París de 2016, fue allí donde por primera vez Mercedes Benz dio a conocer a la submarca EQ, siendo esta la que acogiera desde entonces y para el futuro a todos los modelos electrificados de la marca. Allí se presentó también al Mercedes Benz Concept EQ, modelo que vio la luz finalmente el 4 de septiembre de 2018, siendo este el primer miembro no solo de esta familia, sino el primer coche 100% eléctrico de Mercedes.
Este SUV marcó una hoja de ruta hacia el proceso de electrificación de la marca, donde se han fijado dos fechas muy importantes, 2023 para llegar a ofrecer hasta 10 vehículos totalmente eléctricos y 2025 para que hasta el 25% de sus ventas sean de coches eléctricos.
Por el momento la gama 100% eléctrica está comprendida por el EQC, el EQA como primer modelo compacto y el EQV el monovolumen premium líder en su segmento. Los próximos modelos en ver la luz, serán el muy esperado EQS, una berlina de lujo que tendrá una autonomía de hasta 770 kilómetros y en la que veremos elementos tecnológicos nunca aplicados todavía en un automóvil de producción y el Mercedes EQE que se presentará en IAA Mobility de Munich esta próxima semana. A todos estos modelos 100% eléctricos, les acompañan también los híbridos enchufables, representados en la Clase A, GLA, CLA, Clase B y GLE lo que sostiene el firme compromiso de la marca hacia su proceso de electrificación inminente.
Hoy, os vamos a hablar del ha sido el primero de los modelos que la marca, bajo la submarca EQ, el EQC 400, un SUV premium aclamado por aquellos clientes de la marca que han querido ser los primeros en tener en su garaje al primero de los miembros de esta familia y que gracias a su tamaño y autonomía permite ser un coche para disfrutar a diario en cualquier escenario.
La plataforma utilizada para la construcción del EQC es la misma que la del Mercedes GLC con motor de combustión, en la que se ha tenido que reforzar la parte más baja del chasis para poder dar cabida a la batería situada en el fondo plano del coche que tiene un peso de 650 kg. En cuanto a medidas, el EQC es 10 cm más largo que el GLC, alcanzando una cota de 4,76 metros y una anchura de 2.09 metros, lo que se traduce en una mejor habitabilidad interior.
El EQC 400 4MATIC está disponible desde los 83,600€, con un equipamiento muy amplio, siendo posible configurarlo con dos líneas de equipamiento; AMG Line exterior + Electric Art Interior o la AMG Line Exterior + AMG Line Interior, siendo esta última la de nuestra unidad de pruebas que además de forma opcional equipaba, llantas de AMG de 20”, techo corredizo eléctrico, asientos delanteros con ajuste eléctrico y calefactados con memoria, climatizador automático Themotronic, Paquete de aparcamiento con cámara 360º, Head-up Display, Paquete asistencia a la conducción o la integración para smartphone entre muchos otros que incrementan la factura hasta los 91.700€.
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El EQC presenta un diseño diferente al resto de la gama Mercedes, siendo algo en lo que la marca ha puesto y pondrá mucho énfasis en sus vehículos eléctricos para diferenciarlos del resto de los modelos de combustión. Para ello se ha creado una nueva calandra en la que destacan a parte de los nuevos faros LED de forma triangular, la tira lumínica que recorre el capó delantero y que por la noche conforma una singular visión de la parte delantera del coche.
De la misma forma, en la parte trasera encontramos otra tira que recorre toda la zaga del coche dejando también una preciosa estampa lumínica de la trasera además de ensalzar más si cabe la anchura del coche. Todo en este SUV está pensado por y para mejorar la resistencia al viento, ofreciendo así un coeficiente aerodinámico de 0,27.
El habitáculo rezuma un ambiente premium donde la calidad de materiales es perceptible con tan solo mirarlos. Salvo por algunos detalles ya mencionados como los colores cobre para las salidas de aire o la tapicería de los asientos es un Mercedes más, aquí es donde creemos, que quizás la marca ha perdido la oportunidad de crear un ambiente más “futurista” por así decirlo, para destacar con este coche siendo además el precursor de la familia EQ.
Quizás lo más representativo del salpicadero sean sus dos pantallas de 10,25” cada una de ellas, siendo la del lado izquierdo totalmente personalizable en tres vistas diferentes (deportiva, clásica y progresiva), mientras que la de la derecha incorpora el sistema multimedia inteligente Mercedes MBUX que para este coche es de serie. Hay que destacar de este sistema que en la navegación disponemos de la opción de realidad aumentada, lo que hace gracias a una cámara que tenemos tras el retrovisor interior, se proyecte en la pantalla la visión real de por dónde estamos circulando, sobreponiendo en ella las indicaciones del navegador lo que ayuda sustancialmente a no equivocarte.
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A esto también le sumamos la función de la navegación con Electric Intelligence lo que llevará al EQC de forma automática a calcular siempre la mejor ruta para llegar a tu destino optimizando así la autonomía de la batería, teniendo en cuenta datos sobre la orografía, las condiciones climatológicas y las estaciones de carga que hayan por el camino.
Si hay algo a lo que no nos acabamos de acostumbrar, es a las inserciones en piano black de la consola central, por su brillo y por la sensación de que da igual cuanto las limpies, ya que siempre tendrán huellas en ellas porque quedan muy expuestas. Los mandos del climatizador son totalmente analógicos, algo que es de agradecer por la sencillez de su funcionamiento.
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Las cotas exteriores del EQC se traducen en una habitabilidad interior más que aceptable para un vehículo de este tamaño. En la parte delantera se goza de espacio por ambos costados, pero en la trasera, encontramos una banqueta que es algo corta, lo que penaliza un poco la comodidad de esta zona del coche, donde pueden ir sentadas hasta 3 personas. El maletero por su parte ofrece 500 litros de capacidad, que pueden verse aumentados hasta los 1.460 litros si abatimos los respaldos de los asientos en proporción (40/20/40).
Uno de los inconvenientes que tiene este Mercedes frente a alguno de sus competidores es que, al carecer de maletero en la parte frontal, te obliga a tener que guardar bajo el fondo del maletero los cables de carga, algo que a priori es normal, pero ¿qué pasa si llevamos el coche cargado?, que o bien, estos cables y cargador forman parte del equipaje, o bien tendrás que sacarlo todo para poder cogerlos lo que no resulta del todo cómodo.
Para mover al EQC se emplean dos motores eléctricos asíncronos que en conjunto desarrollan una potencia de 300 kW (408CV), situados cada uno de ellos en uno de los ejes, primando al delantero para conseguir mayor eficiencia en situaciones de carga media o baja, mientras que el trasero es el encargado de optimizar el dinamismo de conducción. Esto se debe también a que este motor es más potente, ya que ofrece 162 kWh (220CV), frente a los 148 kW (201CV) del delantero. Como es habitual en este tipo de coches eléctricos la cifra de par de 765 Nm mueve a un conjunto que lastra casi 2,5 toneladas a velocidades de vértigo, prueba de ellos es su 0 a 100 km/h en tan solo 5,1 segundos. Por su parte la velocidad máxima está limitada a unos generosos 180 km/h.
El hecho de usar dos motores, hacen que el EQC disponga del sistema de tracción integral 4MATIC, aunque a diferencia de los modelos de combustión que precisan un árbol de transmisión, aquí se controla el reparto de par de forma electrónica, aunque este sistema quizás no tenga la misma efectividad ante pérdidas notables de adherencia como podría ser el caso de circular por el barro, la gravilla o la nieve.
Mercedes anuncia una autonomía del EQC de hasta 429 kilómetros según WLTP, gracias al uso de una batería de iones de litio 80 kWh que consta de 384 celdas y que se carga a través de un cargador de 7,4 kWh, lo que hace casi imprescindible que, en casa, dispongamos de un wallbox, para minimizar el tiempo de carga de esta, ya que de no ser así el tiempo de carga puede durar hasta 11 horas. Los tiempos de carga varían en función de si lo hacemos en cargadores de corriente alterna o contínua. Si cogemos como referencia una carga rápida para hacer hasta 100 kilómetros, el EQC precisaría de 3 horas en un puesto de corriente alterna y de 13 minutos en uno de corriente continua.
A través de la aplicación Mercedes me APP podrás consultar cómodamente los puesto de carga cercanos a tu vehículo o los de tu destino, además también de saber en todo momento si no te encuentras dentro del vehículo la autonomía de la que dispones o poder climatizar el coche de forma remota entre otras opciones.
El consumo es una de las cosas que en futuras generaciones del EQC la marca habrá de hacer empeño en mejorar, ya que es complicado con este coche, dado su peso y tamaño así por el arsenal tecnológico con el que está dotado, conseguir cifras que estén por debajo de los 21-23 kWh, mientras que con otros coches similares a esto estás entorno a los 18-20 kWh.
Para gestionar el consumo de la batería y la autonomía, encontramos un elemento indispensable, el asistente ECO inteligente, que en combinación con el sistema de frenada regenerativa se encargan de preservar la carga eléctrica, ofreciendo hasta cinco niveles de recuperación que se pueden cambiar mediante las levas que encontramos tras el volante, y que cuenta con los modos D+ (planeo), D (baja recuperación), D – (recuperación media) y D – – (recuperación máxima), de echo con este último seleccionado casi podrías conducir el EQC con el pedal del acelerador sin tener que tocar el freno. Este pedal, dispone por así decirlo de dos funciones, que encontramos a través de su tacto ya que es háptico. La primera es la de activar la recuperación energética y la segunda activar el sistema hidráulico convencional para detener el coche.
Otra de las funciones de este asistente ECO es que se nutre de la información de la cartografía disponible a través del sistema de navegación, utilizando todos los datos necesarios para ofrecerte siempre la mejor ruta en función del punto de salida, de llegada y del nivel de carga que dispongas, además de utilizar toda la información relativa a las señales de tráfico, subidas o bajadas que puedas encontrar en tu camino, o algo tan útil como la aproximación a una rotonda indicándote el punto donde deberías de empezar a frenar para que sus sistema de frenada regenerativa empiece a recuperar energía.
El EQC no está pensado al menos en esta primera generación, para ofrecer un comportamiento dinámico al que la marca nos tiene acostumbrados, por ejemplo, con modelos similares en tamaño como podría ser el SUV del que deriva y con el que comparte plataforma, el GLC. Si bien es un coche muy cómodo, su esquema de suspensiones ofrece un tarado excesivamente blando, lo que se traduce en vaivenes de la carrocería, no solo a la hora de afrontar curvas, sino también en los momentos de aceleración o frenada.
Por ende, ofrece una capacidad excelente en lo que, a la transmisión de sus 760 Nm de par a ambos ejes se refiere, gracias al reparto de tracción, así como por el ESP que funcionando al unísono, hacen que este SUV apenas pierda agarre en la salida de las curvas o las aceleraciones más bruscas.
De la misma forma que en los vehículos de combustión o híbridos enchufables de la marca disponemos del selector de modos de conducción DYNAMIC SELECT y en el EQC no podía ser menos, así que encontramos cinco modos (Individual, Sport, Confort, Eco y Máximum Range) que modifican diversos parámetros del coche. En el caso del Eco y el Máximum Range se limita el uso del aire acondicionado, así como la velocidad máxima para poder obtener un mayor rendimiento de la batería y, por ende, mayor autonomía.
Una de las cosas en las que destaca sobresalientemente el EQC es en el silencio de rodadura que se percibe desde el interior, donde apenas y gracias al gran trabajo que se ha llevado a cabo para aislar el habitáculo apenas se perciben ruidos del exterior, gracias al uso de silent blocks entre la cadena cinemática, el chasis y la carrocería, por lo que llevar a cabo un viaje por autopista con él, te permite disfrutar del SUV que es, haciendo gala de un confort propio al de las berlinas de la marca.
El Mercedes-EQC nos ha dejado buenas impresiones como coche eléctrico que es, aunque hemos de decir que en lo que la autonomía está muy penalizada por su peso y tamaño, ya que conseguir consumos por debajo de los 20 kWh es complicado, sobre todo en carreteras o autopistas.
Destacamos la sensación premium de todo el coche, tanto a nivel de diseño como por los acabados del habitáculo y su equipamiento. Está claro que el EQC inició una nueva familia a la que se han unido ya como os hemos comentado al inicio de la prueba 4 miembros más. Ahora, esperamos que llegue la segunda generación de este SUV, para ver la evolución a la que la marca lo someterá en en aras de mejorar a un vehículo tan importante para ellos.
Escrito por, Miguel Angel Solá
Agradecimientos
- Mercedes-Benz España
- Fotografías: Cristóbal Arjona