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Recuerdo un refrán de la infancia que decía, “Dos ositos en la nieve se pueden resbalar, pero dos amigas que se quieren no se pueden olvidar”.

Curiosamente hemos vivido un fin de semana de contrastes, desde el árido terreno juntamente con la vegetación de las cimas de las montañas de Musser que muestra durante la temporada de otoño, al manto blanco de las primeras nieves dando inicio a la temporada de invierno.

Pronósticos y escuchas que constantemente recibimos pueden frenarnos para asistir a un evento o un lugar al cual nos hace especial ilusión ir. Muchas veces arrastrados por aquellos que andan sin escuchar más que su propia voz, sordos al ruido de fondo de alrededor, nos animan a transitar por otros lugares.

¿Es ser precavido un impedimento? ¿A caso sobre pensar sólo es un defecto que cargamos como una cruz? Quien sabe, al igual que el paisaje con el que nos encontramos estos días, se encuentran dos haceres distintos, que no opuestos. Simplemente, se complementan.

Sabiendo que las primeras nieves buscarían hacer su aparición con las deevas del final del otoño íbamos preparadas. Con previsión preparé, hasta donde abarca mi conocimiento, el BMW X2 Drive X20d para la posible aventura que pudiera presentar el juguetón tiempo. Y como sucede en muchas situaciones, los “por sis” nunca ocupan lugar cuando llevas tu propio vehículo. Así que eché en el maletero las cadenas para la nieve.

Tomando ruta por la mañana con la intención de recorrer cada tramo del camino con la mayor calma, con la única prisa de evitar que oscureciera demasiado pronto si nos pillaba por alguna ruta complicada durante el recorrido.

Cuando en un viaje, corto o largo, a pie o rodando, la suma de los ocupantes del vehículo es más de 1 sucede el cruce de los tiempos. Ya sabemos que al tiempo le gusta hacer de las suyas, pero ¿qué sucede cuándo varios tiempos se encuentran para jugar entre sí? Cuando uno se levanta, el otro se acuesta, cuando uno tiene hambre el otro ha terminado su último aperitivo. Y así, suceden los encuentros.

Se cruzan por la mente las teorías de esos físicos que no sabían cómo describir sus efectos más que con números que desaparecían y reaparecían según la dirección en la que miraras. Las risas surgen cuando eres conocedor de lo que supone en un espacio cerrado como puede ser un vehículo, que contiene más de un tiempo, y eso que este BMW parecía más una lancha motora que un mero coche. Es curioso como de un vehículo a otro cambia la sensación del recorrido, en algunos parece sentirse como una roca que se desliza por un acantilado y otros como la cinta del supermercado.

Es curioso como unas variables pueden hacer que la experiencia cambie por completo. Del disfrute al desastre y del gozo al pozo.

Lo hermoso de visitar la montaña son los contrastes tan marcados que presentan y como el clima cambia como un niño caprichoso. Saliendo de la zona de confort y del control que podemos tener en un vasto llano.

A medida que transcurría el día los ecos de voces ajenas iban hablando más sobre el inminente clima que se avecinaba, el miedo empezó a apoderarse del cuerpo y andaba nerviosa. Mis amigas, impasibles y sólo disfrutando, dejándose llevar por lo que iba revelando la jornada.

Como puede afectar el estado de ánimo al momento incluso llevando el mejor equipo. La preocupación mantiene atento a lo que sucede y el miedo nubla la visión generando una reacción. ¿Por qué escuchamos más a quienes menos conocen que a aquellos que nacieron en el lugar? Los lugareños paseaban tranquilos con la misma preocupación que el día anterior. La noche se oscurecía y las nubes iban ocupando su lugar en la escena. Con la tesitura de marchar o quedarme. La decisión estaba en mí. Dado que mis amistades sólo querían que estuviera tranquila y disfrutáramos de la compañía, del momento y de aquel medio de transporte que parecía salido de una de esas películas de un agente especial que pretende salvar el mundo.

Bellver – llums, cases de pedra antigues

El colapso gobernó la mente, impidiendo que el cuerpo hablara. Si todo lo de fuera estaba bien, ¿qué generaba aquella sensación? La acción rompió aquel limbo temporal. De camino al hostal, con la única tranquilidad de aquel vehículo que incluso podría ofrecerme cobijo, miraba a mi alrededor, parecía que fuera una carretera de un único sentido y mi coche circulara en contradirección. Había decidido. Ante mí se mostraba la incertidumbre que se iba revelaba delante de los largos faros del coche. Seguía dudando y me reprendía por ello. Aparcada mirando como caían ante el parabrisas los primeros copos de nieve dejé que vagaran las sensaciones reales del cuerpo, los que me hacían recordar y saber dónde me hallaba. Me entregué al momento y tras soltar algunas lágrimas que me ayudaban a liberar la tensión acumulada, salí, para disfrutar con aquellas personas que te recuerdan que hay que bailar bajo la lluvia.

Por la mañana, una preciosa escena se mostraba tras el telón de la noche. Nieve. Las primeras nieves, dulces y suaves, invitaban a jugar con aquel sonido tan característico de quien anda sobre ella. Aquel increíble coche que me había acompañado a tomar una decisión, para mi complicada, estaba allí, esperándome, vestido con un traje blanco.

La nieve cubría los senderos trillados para brindar la oportunidad de abrir un camino sin seguir otro que aquel con el que más disfrutamos.

Año de nieve, año de bienes; solían decir los antiguos.

Musser

Tras un momento de juego y una rápida recogida de las maletas, subimos a aquel paje navideño que nos había llevado donde pocos pueden, para regresar con tiempo suficiente a nuestro hogar. Agradecí estar allí, me habría perdido vivir aquella maravillosa experiencia y la espectacular vista, si me hubiera dejado llevar por el miedo y las voces de aquellos que siguen al mismo predicador. En cambio, había decidido, no sólo quedarme en aquel páramo sino también escuchar una parte de mí que acallaba demasiadas veces y a quienes saben confiar. Anotando aquella receta para la próxima vez. Cuando cuentas con una buena compañía y un buen equipo qué más da hacia dónde dirigirse. Todo lo que multiplique “X2” que forme parte de tu kit de supervivencia.

¿Y tú? Si tuvieras la mejor montura, el mejor equipo y la mejor compañía, ¿hasta dónde irías?

Castellà de n’Hug

Musser (Mussa), Lles de Cerdanya – nombre que le dan al lugar, me vino al pensar las propias musas del Monte Olimpo.

Querforadat – formatge artesà

Prullans – fireta artesanía i dansa de les bruixes

 

Bellver – llums, cases de pedra antigues

Escrito por, Alexandra Cuquet


Agradecimientos

  • BMW España

 

 

 

 

 

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