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El Mercedes-AMG GLC 63S E performance, podríamos decir que un SUV de aquellos que muchos tildarían de “sin sentido”, pero una vez más, la marca no ha querido desperdiciar la ocasión de satisfacer a aquellos clientes que buscan un SUV y un deportivo a la vez. Y sin duda lo han conseguido.

Si bien es cierto que la mecánica, de la que luego os hablaremos, no ha tenido una buena acogida por el público, os aseguramos que nada tiene que envidiar a lo que todo el mundo cabe esperar bajo su capó delantero, un motor V8. Ahora bien, la dotación de este coche es sublime y tecnológicamente perfecta.

Ahora mismo es el GLC más radical, y lo seguirá siendo por el momento, ya que Mercedes en 2027 prevé una actualización de este modelo del que también habrá una variante 100% eléctrica, que se sumarán a un importante desembarco de otros vehículos dotados de la misma tecnología.

PERFECTO DISFRAZ PARA UN SUV

El GLC está disponible en dos carrocerías, y sin duda alguna esta Coupé es la más atractiva de ellas. Ahora bien, si además hablamos de esta versión, hay detalles que ya te hacen ver de una vez, que no estás frente a un GLC convencional, sino ante una bestia que algo tiene que esconder.

En la parte frontal destaca la parrilla que dispone las lamas horizontales en la que se integra el escudo de la marca, así como un prominente paragolpes dotado de sendas entradas de aire. Aquí destaca la vista de los pasos de rueda sobredimensionados que hacen ver de frente a un AMG en toda regla.

La vista lateral está representada por la caída del techo después del pilar B, dándole esa imagen de coupé poderoso, a lo que también contribuyen las llantas de 21” AMG calzados con unos neumáticos en medidas 265/40/21para el eje delantero y 295/35/21 para el trasero, mientras que la zaga está debidamente representada por un alerón ubicado en el portón trasero y por unas dobles salidas de los escapes encastradas en el difusor.

PRODIGIO MECÁNICO

No solemos hablar al inicio de las pruebas de la parte mecánica, pero teniendo en cuenta el calibre de este coche haremos una excepción, para contaros que bajo el capó encontramos no solo al motor de 4 cilindros más potente del mundo, sino a un prodigio de la tecnología que adopta soluciones heredadas directamente de la experiencia de la marca en la F1. El motor de combustión rinde unos nada despreciables 476CV, a lo que le sumamos los 204CV extras del motor eléctrico, lo que en conjunto se convierten en 680CV y una cifra de par de 1.020 Nm.

Este sistema híbrido no solo es una estrategia para que este SUV luzca la etiqueta 0 de la DGT, ya que el sistema eléctrico en el mejor de los casos te ofrecerá una autonomía máxima de hasta 12 kilómetros. Está ahí como si de un Kers se tratara, es decir para dar esa potencia extra a todo el conjunto mecánico y permitir que una bestia que lastra 2,3 toneladas sea capaz de hacer un 0 a 100 km/h en tan solo 3,5 segundos, o lo que es lo mismo, acelera igual que el AMG GT 63 4Matic+, siendo además capaz de lanzarse cómodamente hasta los 275 km/h.

La batería que alimenta a este motor eléctrico tiene una capacidad de 4,8 kWh, pero dispone de un sistema de carga ultrarrápida para disponer en la mayoría de los casos del 100% de su potencial para alimentar el motor eléctrico, recargándose a través del motor de combustión. Está asociado a un cambio AMG Speedshift MCT-9G, siendo este el  perfecto aliado para sacar lo mejor de todo el conjunto, sobre todo por esas dos marchas de más que podemos encontrar que nos ayudarán en gran medida a contener los consumos a velocidad de crucero, ya que veremos como el motor gira tan solo a unas 1.700 rpm si circulamos con la novena marcha engranada.

El prodigio mecánico viene por la perfecta ubicación de los dos motores eléctricos; uno de ellos está situado dentro de la misma cubierta del diferencial autoblocante, asociado a una caja de cambios de dos velocidades, mientras que el segundo motor tan solo funciona como un motor arranque y para suministrar energía a algunos sistemas del coche.

El selector de modos de conducción nos permite escoger entre nada más y nada menos que hasta 8 opciones que además son totalmente configurables (Comfort, Sport, Sport+, Race, Individual, Eléctrico, Nieve, Battery Hold). Estos modos presentan gran diferencia entre ellos, sobre todo aquellos destinados a optimizar la deportividad de este SUV.

Uno de los aciertos, si eres osado y tienes buenas manos, es que el control de tracción ofrece la posibilidad de desconectarlo, pero, además, nos deja enviar toda la potencia al tren trasero, así que imaginaos un SUV de este calibre con 1.020 Nm de par en el eje trasero. ¡Buffffffffffffffffffff!

Retomando el tema de los consumos. Quien adquiera o tenga a esta bestia en su garaje, hará caso omiso a unas cifras que pueden variar y mucho. Si bien la marca ha homologado unos muy discretos 11,7 litros a los 100 kms en consumo mixto, es fácil ver como esa cifra, en conducción deportiva puede supera fácilmente los 20 litros a los 100.

Nosotros, trajimos este coche desde Madrid a Barcelona, haciendo de un tirón casi 600 kilómetros, con un consumo medio de 13,5 litros, conduciendo a una media de 120 km/h, todos ellos por autopista. Ahora bien, el día del shooting, y teniendo en cuenta que nos adentramos en un par de carreteras reviradas de montaña, la cosa cambió y mucho. Pero bueno, “sarna con gusto no pica”.

INTERIOR PREMIUM Y DEPORTIVO

Al abrir cualquier de sus cuatro puertas vemos un habitáculo que ha sabido conjugar un ambiente premium, con la deportividad de un AMG a la vez que se le ha dotado de una extrema tecnología, que ha sabido conjugar materiales como la piel y la fibra de carbono. El volante, AMG ya nos hace ver que no estamos frente a un GLC convencional, prueba de ello son los dos mandos giratorios que encontramos en la parte más baja, desde los que se accede de forma directa a los modos de conducción a poder configurar por separado elementos como el control de tracción, el uso del cambio en modo automático/manual, el sonido del escape o un acceso directo al sistema AMG Dynamics.

El sistema multimedia, ubicado en la consola central se representa a través de una pantalla de 12,6”, desde la que se controla todo el sistema de infoentretenimiento a la vez que se pueden configurar muchos parámetros del coche. En la parte inferior de esta, y de forma digital, encontramos acceso al sistema de climatización, algo muy acertado para no tener que buscar esas funciones en tediosos menús, así como una botonera con accesos directos a el módulo AMG con el que podremos configurar los diferentes modos de conducción, el sistema de cámaras exteriores, el modo de conducción 100% eléctrico, el mapping de los ADAS, un lector de huella digital para encender el sistema que va al unísono con un perfil de conducción o los mandos del audio.

El sistema de navegación de este GLC dispone y gracias al software MBUX 2.0 realidad aumentada, lo que hace más fácil e intuitiva la navegación, sobre todo a la hora de indicar salidas en rotondas o cruces, algo en lo que el sistema de navegación de Google a veces no es muy preciso y presta a confusiones.

Como ya hemos visto en otros AMG que hemos probado recientemente, el cuadro de mandos de 10,25” es totalmente personalizable en lo que a vistas se refiere, y encontramos nada más y nada menos que hasta 6 pantallas diferentes, que ofrecen más o menos información en función del modo escogido. Un detalle curioso, es que con el modo Track, podemos visualizar el circuito que hayamos escogido a través del sistema AMG Track Pace.

Los asientos son de ¡locos!. Unos backets que recogen el cuerpo a la perfección, y son los que hacen que este coche pase de ser un SUV a un verdadero deportivo que nada tiene que envidiar a otras series de Mercedes. Gracias sus numerosos reglajes es muy fácil acomodarse en ellos.

En la parte trasera encontramos una configuración para tres plazas, pero podríamos decir que está pensado para su uso como si lleváramos dos asientos individuales. Por su parte el maletero declara 390 litros de capacidad y es el gran penalizado por el sistema hibrido, ya que en la parte baja de ese espacio encontramos la batería de iones de litio.

El Mercedes AMG GLC 63S E PERFORMANCE Coupé está disponible en el configurador de la marca desde los 146.000€, a lo que si le sumamos opcionales que nuestra unidad de pruebas llevaba como el Paquete Modelo Especial AMG (5.680€), Paquete aerodinámico AMG (2.610€), Color exterior Negro Obsidiana (1.208€), Llantas AMG (1.800€), Tapizado Cuero Napa Negro (3.930€), Molduras en fibra de carbono (1.300€) o el Paquete USB Plus (407€), incrementamos la factura hasta los 165.000€.

ENÉRGICO Y DINÁMICO POR IGUAL

A nivel dinámico, sorprende mucho ver la capacidad de que tiene para trazar curvas este SUV, teniendo en cuenta su lastre de 2,3 toneladas, sus dimensiones y su volumen. Puedes ir muy rápido, porque todo el conjunto chasis y amortiguación te harán pensar en más de una ocasión que parece que llevas un coche más pequeño, pero siempre tienes que ir pensando lo que llevas entre manos. De todas formas, le electrónica está ahí, latente en todo momento para colocar al coche en su sitio si te pasas de la raya.

Elementos como el sistema de tracción 4MATIC, un eje trasero direccional y el autoblocante, son esenciales es un SUV de esta envergadura. Otro de los elementos esenciales es la amortiguación de dureza variable, que prima la deportividad por encima del confort, ya que incluso en su “tara más blanda”, ya te hace sentir todo lo que pasa bajo los generosos neumáticos montados en las llantas de 21”.

El equipo de frenos está compuesto por unos discos de freno de acero de alto rendimiento de 390 mm en el eje delantero y 370 mm en el trasero. Sin duda, aquí de forma acertada debería haber unos discos carbocerámicos, pues este sistema si lo fatigas, aunque cuesta hacerlo, pierde algo de eficacia.

NUESTRA VALORACIÓN

Nos encantan los coches grandes, sobre todo las berlinas familiares como bien sabéis, y si además llevan un apellido como el de AMG mejor que mejor. Ahora bien, cuando encuentras un SUV, con 680CV y una dinámica de conducción propia de un AMG GT, nos tenemos que quitar el sombrero.

Quizás sea un coche incomprendido, por su mecánica. Un sin sentido por su potencia, pero es la perfecta combinación si buscas un SUV y un coche que ofrezca lo mejor de dos mundos.

Escrito por, Miguel Angel Solá

Agradecimientos

  • Mercedes Benz España
  • Fotografías: @cristobalarjonafoto

 

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