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El Ford Bronco que probamos llega con una presencia que combina nostalgia y promesa de aventura. Aquí en España era poco conocido hasta ahora, pero su leyenda al otro lado del Atlántico es tan sólida como la del Mustang: cincuenta y tantos años de historia que transmiten carácter. Por primera vez en esas más de cinco décadas de recorrido, el óvalo azul ha decidido traerlo de forma oficial a nuestro mercado, y eso añade un punto de emoción para quien busca algo distinto.

Se agradece su llegada sobre todo porque rompe con la tendencia dominante de los tan aclamados SUV’s, además de que muchos lanzamientos actuales apuestan por la electricidad o por grados variados de hibridación, mientras que el Bronco llega como un todoterreno puro, con argumentos para medirse con los referentes más extremos del segmento. Pienso en el Jeep Wrangler, en el Ineos Grenadier o en el Mercedes Clase G, versiones que hacen de la capacidad offroad una declaración de intenciones.

El exterior conjuga esa estética de corte retro con toques contemporáneos; es un coche que se permite guiños a sus orígenes sin sacrificar modernidad. Su carrocería es además un prodigio, porque puede desmontarse en varios elementos; techo, puertas, paragolpes, incluso aletas, lo que invita a experiencias a cielo abierto, exactamente como los viejos todoterrenos, lástima que circular sin puertas en nuestro país está prohibido.

Su precio de salida es de 66.732€ para la versión Outer Banks, y de 71.333€ para la versión Badlans, estando ambas muy bien equipadas, en la lista de opcionales tan solo podrían escogerse los colores de la carrocería con un sobreprecio de entre 1.346 a 1.458€, gancho de remolque, funda para la rueda de repuesto o un útil organizador para el maletero, que dicho sea de paso tiene una capacidad de 546 litros y de 1.804 litros con los asientos traseros abatidos.

Un 4×4 que atrae miradas

En la prueba hemos comprobado que el Bronco despierta pasión y atrae miradas. Su silueta no pasa desapercibida, hace que la gente se gire y eso dice mucho del diseño.

Sus dimensiones contribuyen a esa sensación: hasta 4,81 metros de largo, 1,96 de alto y 1,93 metros de ancho sin los retrovisores desplegados. Es un coche que impone.

La parrilla delantera es protagonista, flanqueada por ópticas redondas con firma luminosa en los extremos. El capó, voluminoso, incorpora argollas en sus extremos que sirven para localizar los extremos delanteros o para sujetar carga; cada argolla está certificada para soportar hasta 68 kilogramos, un detalle práctico que habla de su intención utilitaria.

Los acabados del Bronco pasan por dos versiones, la Outer Banks que probamos hace unos meses y la versión Badlands que hoy ocupa nuestras líneas y que sin duda es las que más llama la atención por su aspecto todavía más contundente, gracias a elementos específicos como un paragolpes metálico con argollas de remolque, llantas de 17 pulgadas calzadas con neumáticos todoterreno de 33 pulgadas BF Goodrich, parrilla y aletas específicas, suspensión Bilstein de mayor recorrido y tacto más firme, y un sistema de tracción más completo que explico después.

Interior práctico y bien resuelto

El habitáculo del Ford Bronco mezcla pragmatismo y detalles con encanto: en los extremos del salpicadero hay asas pensadas para ayudarte a entrar y salir con facilidad, y en el túnel central se ubica el botón para ajustar los retrovisores junto a la botonera para subir y bajar los cristales, en los que hasta que no tienes práctica subirás o bajaras las lunas traseras en vez de las delantera. Esa ubicación para estos botones puede parecer extraña, pero hemos de pensar que si su ubicación lógica son las puertas están pueden desmontarse.

También apuesta por una mezcla de funcionalidad y cuidado estético. No renuncia a detalles que suman sensación de calidad ni a la tecnología actual. Ambos acabados incorporan asientos y volante calefactados, un cuadro de instrumentos con pantalla TFT de 8 pulgadas que permite ver mucha información y que cambia en función del modo de conducción seleccionado, una pantalla multimedia LCD de 12 pulgadas con el sistema multimedia FORD SYNC 4 y carga inalámbrica para móviles compatibles Apple CarPlay y Android. Tampoco faltan un equipo de audio firmado por Bowers & Wilkins con diez altavoces, cámara de visión 360 grados muy útil por sus dimensiones, ni una batería de asistentes a la conducción que incluye control de crucero adaptativo y sistemas de mantenimiento de carril, entre otros.

En la parte alta de la consola central y por encima de la pantalla encontramos los  botones mágicos del Bronco,  desde donde podremos desconectar las barras estabilizadoras para ganar recorrido de suspensión cuando te enfrentas a pasos muy radicales, así como los botones específicos para activar los bloqueos de los diferenciales trasero y delantero, así como un pulsador para desconectar el control de estabilidad.

Por su parte el selector de modos de conducción se encuentra en la parte baja de la consola, tras el cambio automático, con la denominación G.O.R.T que se activa mediante un anillo, mientras que los diferentes modos de tracción disponen de 4 botones específicos.

Al lado del retrovisor central hay una serie de interruptores auxiliares destinados a alimentar accesorios instalados, como la barra de luz del techo. Son guiños prácticos que acaban por definir la personalidad del vehículo y las infinitas posibilidades de personalización que puede llegar a ofrecer.

Acomodarse en los asientos no es del todo fácil, debido a la altura del coche, pero tienes un estribo que te facilita la entrada al interior. Una vez acomodado en ellos adviertes que son realmente cómodos.

Motor enérgico y tracción de peso

El Bronco monta un motor 2.7 V6 EcoBoost con dos turbocompresores e inyección mixta (directa e indirecta). Entrega 335 CV a 5.250 rpm y genera 563 Nm a 3.100 rpm y está asociado a un cambio automático de diez relaciones ya conocido en otros modelos de la marca. Es una mecánica con empuje y una entrega que invita a explorar sin miedo cualquier experiencia de conducción, sea en el escenario que sea.

Los consumos del Bronco son elevados (entre 13,7 y 14,2 l/100 km), pero conduciendo con prudencia se pueden conseguir cifras razonables. Durante la semana que pudimos conducirlo, teniendo en cuenta que hicimos todos los escenarios posibles menos ciudad, obtuvimos una media de 11,4 litros a los 100 kms. Ahora bien, si le pisas, su motor Biturbo y sus 355CV se vuelven literalmente, insaciables.

La propuesta de tracción es otro de sus puntos fuertes ya que cuenta con dos, ambos con reductora. El Bronco estándar monta un sistema conectable sin diferencial central, pensado para activarse cuando encontramos firme resbaladizo, pero el Badlands añade un embrague multidisco en baño de aceite que actúa como diferencial central variable, capaz de repartir par al tren delantero del 0 al 50%, lo que permite usar la tracción total de forma más constante incluso sobre el asfalto si se desea. Además, esta versión suma bloqueos de diferencial delantero y trasero 100% bloqueables y una barra estabilizadora delantera desconectable. Su desmultiplicación máxima es mayor —hasta 64,3:1 frente a 47,8:1— y, junto a los neumáticos de mayor diámetro y una suspensión eficaz, le otorga una capacidad offroad sobresaliente.

El esquema del chasis formado por largueros y siete travesaños, así como la suspensión delantera independiente y la trasera en eje rígido hacen del bronco un perfecto devorador de pistas. Las suspensiones están afinadas por Hoss en el caso de la versión Outer Banks y para la versión Badlans encontramos unas suspensiones Bilstein.

El Bronco incorpora ayudas útiles para su uso en offroad, como el Trail Turn Assist que frena la rueda trasera interior para facilitar giros en pista (incluido en ambos acabados), y múltiples modos de conducción específicos para barro, arena, rocas o uno denominado Baja —presente solo en Badlands—, que deriva del utilizado en el Ranger Raptor y que está pensado para conducir a ritmos altos fuera de carretera.

Otra herramienta práctica es el Trail Control, que facilita la conducción en terrenos difíciles, dejando a merced del conductor tan solo el manejo del volante, mientras que él se ocupa del acelerador y del freno. Permite fijar la velocidad entre 2 y 31 km/h con los botones del control de crucero. También existe otra opción muy interesante, el Trail One-Pedal Drive, que facilita el control a baja velocidad usando un único pedal, donde soltar el acelerador actúa como freno. Todos estos elementos y sistemas están en el Bronco para facilitar más si cabe su conducción 4X4.

Con los datos que ofrece para sus capacidades off Road ya podemos apreciar que estos dos coches han sido pensados por y para circular fuera del asfalto.

Ángulo de ataque40,6º
Ángulo ventral23,6º
Ángulo de salida33,3º
Recorrido suspensión (Del/Det)222 / 259 mm
Llantas / Neumáticos17″ / 33″
Altura libre al suelo261 mm
Profundidad Vadeo800 mm

Comportamiento en carretera y campo

Aunque su esencia es offroad, el Bronco se defiende en carretera. Tiene potencia suficiente para adelantamientos y maniobras, suspensiones que filtran irregularidades y una dirección que, dentro de su tamaño, resulta bastante precisa.

Hemos tenido ocasión de conducir ambos Bronco en trayectos largos, viajando con ellos por autovía y autopista, donde es evidente que el sonido de los neumáticos se convierte en un fiel compañero de viaje, pero el conjunto en sí y bastante cómodo, aunque se filtren algunos ruidos de carácter aerodinámico a parte del de los neumáticos.

En campo, circulando a ritmos tranquilos, las diferencias entre acabados son mínimas; cuando aumentas el ritmo, el Badlands se muestra superior, más cercano en comportamiento a un Ranger Raptor por su capacidad de tracción y absorción, además de ofrecer el citado modo Baja que te permite ir muy rápido por las pistas forestales,  engullendo todo aquello que encuentres por tu paso y dejando un rastro de polvo a tu paso, además de ser el más divertido porque permite ciertos deslizamientos  que pueden ser fácilmente controlados. Cuando los obstáculos se complican, las ventajas del Badlands se hacen evidentes, gracias a los bloqueos delanteros y traseros, la barra estabilizadora desconectable y los neumáticos de mayor diámetro que ayudan a superar baches, rocas y escalones con más solvencia.

Las pistas forestales y los caminos con cierta dificultad son su habitat natural así como las zonas con barro y los charcos. Aquí es donde verdaderamente puedes sentir su esencia de 4X4 dejando poco a la imaginación, pues siempre que el coche quepa por lo ancho del camino, podrás pasar sin problema.

Nuestra opinión

Como ya advertimos cuando probamos la versión Outer Banks, este coche nos ha encantado, por su concepción como un 4X4 puro y duro, pero sobre todo por su mecánica y por el hecho de que es un “Lego”, es decir puede desmontarse para dejar a la vista muchos de sus encantos. El problema es que; desmontarlo no es fácil, pero es que montarlo de nuevo es mucho más difícil, además de que precisas de cuatro manos.

Dejando de lado este hecho, es un todo caminos en toda regla con el que entrar alguna que otra vez en el asfalto será una opción, porque estarás deseando encontrar caminos por los que perderte y ríos que vadear.

Sin duda es una de las mejores opciones en formato 4X4 en nuestro país, donde irte a un Clase G te puede salir carísimo y quedarte con un Suzuki Jimny sería una opción racional, pero con miras pequeñas.

Escrito por, Miguel Angel Solá

Agradecimientos

Ford España

Fotografías: @cristobalarjinafoto

Veredicto: el Badlands gana

 

 

 

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