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En el año 1996, Mercedes presentó a la sociedad un atractivo y a la vez deportivo Roadster, que lucía un techo duro retráctil, lo que le situó enseguida como fiel candidato a todas aquellas personas que buscaban un biplaza deportivo con buenas prestaciones y techo rígido. Hablamos del Mercedes SLK, que para comparar con la versión que hoy nos ocupa, sería el SLK 55 AMG.

Hoy, y bajo un cambio de denominación, nos ponemos al volante de su homónimo, el Mercedes SLC AMG 43, que tras tres generaciones ha conseguido evolucionar para adaptarse al nuevo lenguaje de la marca, en lo que a diseño y mecánicas se refiere.

Hay algo que nos da pena decir, y es que este AMG, no lo es al 100%, al menos, no encontrarás bajo el capó delantero, la firma del ingeniero que ha montado el motor en Affalterbach, lo que, para aquellos amantes de la marca y más puristas pueda significar una alteración de esas siglas, por aquello de “un hombre un motor”, aunque os aseguramos y como os explicamos a lo largo de nuestra prueba, que este coche, nada tiene que envidiar a una AMG de pura cepa.

Se puede decir, que el SLC 43 AMG, ahora es el coche de acceso a la gama deportiva de Mercedes que utiliza esta denominación AMG, ya que su motor V6 biturbo, tiene una potencia de 361cv, frente a los 381 cv que ofrecen sus hermanos CLA 45 AMG, A 45 AMG y del GLA 45 AMG.

En lo que a estética se refiere, sigue pareciéndose al SLK lanzado en 2011, aunque ya son muchas las diferencias que podemos encontrar en esta versión, como la parrilla frontal diamantada con el logo de Mercedes integrado, un paragolpes delantero con mayores entradas de aire, los nuevos faros con tecnología LED, así como por las llantas AMG de radios dobles en tono bicolor, por el pequeño alerón que corona la zaga, o por las cuatro salidas de escape encastradas en un difusor de mayor tamaño.

Sus compactas dimensiones, lo convierten en uno de los deportivos biplaza más comedidos de su segmento, ya que, con sus 4,14 metros de largo, 1,81 de ancho y 1,3 de alto es toda una proeza en lo que a comportamiento dinámico se refiere, a la vez, que no deja de ser un convertible, de uso diario para disfrutar de una de las cosas que este país tiene, y que de momento es gratis, el sol.

Para disfrutar de esto, su techo duro retráctil precisa de 17,3 segundos para abrirse o replegarse en el vano del maletero, en una maniobra que se puede hacer con el coche en marcha hasta 40 km/h, para prevenir aquello de descapotarlo en un semáforo, por ejemplo. Además, este techo dispone opcionalmente del techo panorámico Magic Sky control, cuya función es que el cristal se puede aclarar u oscurecer con tan solo pulsar un botón.

El volumen del maletero es una de las bazas de las que el SLC puede sentirse orgulloso, ya que en condiciones normales podemos disfrutar de 335 litros, y de 225 si replegamos el techo. Aunque estas cifras no parezcan poco, son de las mejores que se pueden encontrar dentro de su segmento.

Con la capota abierta, es fácil mantener conversaciones hasta los 120 km/h, sin que además se formen remolinos extraños dentro del habitáculo. Para evitar esto, podemos montar el paraviento de lona que se encaja entre los arcos de seguridad, donde además encontramos unos ingeniosos deflectores replegables, denominados AIRGUIDE, que son dos lunas transparentes acopladas en los mismos arcos de seguridad.

Las intenciones deportivas del Mercedes-AMG SLC 43 se hacen visibles en un habitáculo que rezuma deportividad por todos los costados. Desde el volante de tres radios, achatado en su parte inferior, pasando por unos asientos que nada tienen que envidiar a unos backets por su corte deportivo, que ofrecen una estupenda sujeción en los apoyos laterales o la nueva instrumentación, que nos recuerda con sus dos esferas cuyo fondo evoca a una bandera de cuadros, en la que podemos ver un cuentakilómetros tarado a 280 km/h o un cuenta vueltas que llega hasta las 8.000 rpm, las connotaciones de este pequeño deportivo.

En lo que a equipamiento se refiere, el SLC AMG 43, cuenta de serie con alerta de cansancio del conductor Attention Assist, equipo de sonido Audio 20 CD, pantalla de 7 pulgadas, control de velocidad de crucero Tempomat, cámara trasera, control de presión de los neumáticos, aire acondicionado, alfombrillas de velours AMG o luces diurnas LED, llantas de 18” AMG con neumáticos 235/40 ZR18 delante y 255/35 ZR18 detrás, entre otros, lo que le otorga un precio de salida de 68.300€.

Nuestra unidad de prensa además estaba equipada con elenco de sistemas y accesorios que incrementan la factura hasta unos generosos 91.600€. Entre ellos destacamos el deportivo y exclusivo color Designo gris Cerusita magno de la carrocería, paquete AMG Night, cuero napa bitono, asientos deportivos eléctricos (con memoria y calefacción), AIRSCARF, climatización Thermotronic, Comand Online, sistema de sonido Harman Kardon Logic 7, detector de cambio de carril, LED Intelligent Light System, Keyless-Go o el tren de rodaje deportivo AMG Ride Control entre otros.

Para aquellos, que además quieran llevar al máximo el rendimiento del coche, pasando por una integración AMG ya perfecta, pueden optar por el paquete denominado “AMG Handling Package” que añade volante deportivo en alcántara, costuras bitono e inserciones en fibra de carbono, diferencial autoblocante y frenos de mayor rendimiento por un precio de 4.027€.

El alma que anima al SCL, nada tiene que ver con el propulsor de 8 cilindros en V de 5,5 litros que antiguamente se utilizaba en su predecesor, el SLK 55 AMG, y que tan bien sonaba. Ahora, bajo el capó delantero, encontramos un moderno propulsor V6 biturbo de 3 litros con una potencia de 367cv disponible entre las 5.500 y las 6.000 rpm, y un par motor de 520 Nm, disponible entre las 2.000 y las 4.200 rpm, lo que permite mover a todo el conjunto con mucho brío. Con estas credenciales, no solo se consigue un consumo muy ajustado para un motor de estas características, de 7,8 litros a los 100 km, sino que sus prestaciones son dignas de admirar, ya que acelera de 0 a 100 km/h en tan solo 4,7 segundos, siendo capaz de lanzarse hasta los 250 km/h.

Este propulsor es realmente brutal, sobre todo en lo que a recuperaciones se refiere, ya que, con la entrada en escena de sus dos turbos, maniobras, como la de un adelantamiento se convierten en cosas que puedes hacer en un abrir y cerrar de ojos, ya que para para pasar de 70 a 110 km/h, tan solo precisamos de 2,5 segundos. Os aseguramos que esa maniobra va acompañada de un sonido que sale por las cuatro salidas de escape, que es totalmente embriagador.

Para conseguir estos registros, el cambio automático 9G-Tronic, es el aliado perfecto, ya que cuenta con convertidor de par, y nueve relaciones. Goza además de un programa específico que reduce sensiblemente el salto entre marchas, lo que se aprecia más todavía si la utilizamos en modo secuencial con las levas del volante, opción que además nos permite apurar el régimen de giro del motor hasta unas generosas 6.400 rpm. Con el modo ECO activado, encontramos la función de navegación a vela y el sistema Start/stop lo que ayuda sensiblemente a reducir el consumo.

Uno de los asistentes que el SLC equipa, y que sirve para cambiar su comportamiento, para pasar de ser un discreto cabrio a todo un deportivo, es el asistente AMG Dynamic Select, que nos permite escoger entre 5 modos de conducción (ECO, Confort, Sport, Sport + e individual), pensado cada uno de ellos para sacar a relucir lo mejor de este coche, como por ejemplo su lado más pacífico, en los modos ECO o Normal, o para rendir homenaje a sus siglas AMG con los modos Sport o Sport +.

En condiciones normales, el SLC, es un cabrio más, ahora bien, cuando activamos el modo Sport o el Sport+, ya vemos como el motor, a ralentí aumenta su régimen de giro, a la vez, que deja un salir por los escapes un sonido que es música celestial para nuestros oídos, sonido que se amplifica gracias a la actuación de las mariposas del escape cuando estiramos el coche de marchas, o cuando gracias al sistema de reducción con efecto de doble embrague, se activa a la hora de bajar de marchas. Quizás este sonido no sea tan bronco con el del motor atmosférico típico de los V8 de Mercedes, pero, aun así, te hacer recordar en todo momento que llevas entre manos.

Otros de los elementos clave para mejorar el rendimiento del SLC AMG 43, es el control de estabilidad, que cuenta con tres acciones muy diferentes. Con él conectado, disfrutaremos de una conducción deportiva, pero limitada, si activamos el modo Sport Handling, podremos jugar un poco más con el acelerador, pero, aun así, tenemos entre manos a un juguete que deja entrever un margen de seguridad, ahora bien, si lo desconectamos del todo, pasas de ser el conductor al piloto, pues la zaga, tiende como no puede ser de otra manera al subviraje, aunque para ello, tienes que ir muy deprisa.

El tren de rodaje ha sido otros de los elementos que se han mejorado en el SLC, ya que ahora, en el eje delantero monta tres brazos con manguetas más rígidas, y detrás consta de cuatro brazos, pero si todavía quieres un SLC más deportivo, de forma opcional, puede montar un bastidor AMG Ride Control con amortiguadores regulables y tres niveles de dureza, mientras que para los más ‘osados’ se contempla un diferencial autoblocante mecánico en el eje posterior que permite una mayor capacidad de aceleración a la salida de las curvas, lo que se traduce en un paso de curva más rápido.

El equipo de frenos de alto rendimiento que equipa el SLC, con cuatro discos de acero perforados y ventilados, en medidas 360 mm para los discos delanteros, 330 mm para los traseros, y pinzas de aluminio, estuvo a la altura de las circunstancias durante nuestra prueba, en la que lo sometimos a numerosas frenadas para comprobar si estos se fatigaban, sin llegar en ningún momento a causar este efecto.

En carretera, el SLC 43 sorprende por ofrecer una comodidad pasmosa, y aun teniendo un habitáculo de reducidas dimensiones, no tienes la sensación de ir encastrado en él. Si bien es cierto que la posición de conducción se asemeja mucho a la de su hermano todo poderoso AMG GT, ya que prácticamente vas sentado sobre el tren trasero. La suspensión es firme pero no demasiado dura para llevar a cabo un largo viaje, disfrutando claro está de la esencia de este coche, la de poder disfrutar de el con el cielo por sombrero.

Mercedes sabe muy bien conjugar la dinámica de conducción en todos sus modelos con la comodidad y la practicidad que requiere para muchas personas un coche en su uso diario, y el SLC no es una excepción. Con esto os queremos decir, que puedes conducir por una carretera de curvas, por el simple hecho de conducir para disfrutar del sol y el viento, a la vez que, de un sonido tenue, algo que con tan solo pulsar dos botones puedes cambiar radicalmente, para sacar a relucir al AMG que el SLC lleva dentro y que tanta satisfacción te puede llegar a dar, como buen deportivo que es.

Escrito por, Lluis Soler

Agradecimientos

  • Mercedes España
  • Belén Fábregas
  • Fotografías: Cristóbal Arjona