Hay coches que tienen mucha historia, y luego hay otros que son un referente de la historia de la automoción y prueba de ello es el Ford Mustang, que ya en su séptima generación sigue siendo todo un mito dentro del sector.
¿Quién hubiera imaginado que, desde sus inicios en 1964 y 61 años después, el modelo que dio origen a la era de los “pony cars” seguiría siendo uno de los deportivos más vendidos del mundo? Tan solo en EE. UU., en 2024 se comercializaron 44.003 unidades del Mustang, consolidándolo durante muchos años como el deportivo más vendido a nivel global.
La historia de este coche, así como de todas sus variantes, a lo largo de su vida, bien merecería un capítulo aparte, pero hoy, os vamos a hablar del Ford Mustang GT convertible que hemos tenido ocasión de poner a prueba.
Esta nueva generación del Mustang llega bajo la denominación de su plataforma S650, aunque conserva muchos elementos de su predecesor, aunque ahora, viene más equipado y con una actualización que incide directamente en la mecánica, en la que ahora encontramos una doble admisión. Eso sí, el diseño es algo que se ha tocado sutilmente, por aquello de no perder sus señas de identidad, aunque ahora vemos a un coche más musculoso que adopta unas líneas un tanto más agresivas.
Del frontal destacamos una parrilla que ahora es más generosa, en la que como no podía ser de otra manera encontramos un caballo. Está se encuentra divida en dos secciones, la más baja integrada en el faldón delantero acogiendo también dos generosas entradas de aire en los laterales. La firma lumínica con tecnología FULL led y esos tres pequeños faros cuadrados le sientan genial, de la misma forma que el extractor de aire que encontramos en el capó cuya función es la de refrigerar el motor y aseguran también, crear downforce al eje delantero.
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Ahora bien, si en algo destaca este nuevo Mustang es en la vista lateral, donde mejor se aprecia el músculo, sobre todo en los pasos de rueda sobredimensionados, que dan cabida a las llantas de 19” que dejan entrever al poderoso equipo de frenos firmado por Brembo con discos de 390 mm para el tren delantero y 355mm para el trasero con 6 y 4 pistones respectivamente.
En la zaga, bien perfilada, encontramos lo que todo buen V8 debe de tener, unas dobles salidas de escape por las que brama un sonido sin igual cuando lo subes de marchas y los pilotos traseros que apenas han cambiado su diseño.
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El Mustang es un coche grande; talla 4.810 mm de longitud, 1.916 mm de anchura y 1.394 mm de altura, con una distancia entre ejes de 2.719 mm, lo que nos deja por tanto un espacio considerable en el interior para dar cabida a 4 ocupantes, que podrán disfrutar de la esencia de este descapotable, con una capota de lona que precisa tan solo de 13 segundos para abrir y cerrarse, lástima que solamente se pueda hacer con el coche parado. Eso sí, la apertura y el cierre es de lo más silencioso que hemos visto en un convertible.
Un interior más tecnológico y afinado
En el habitáculo se ha dado paso a la tecnología, algo que personalmente no nos convence, pues creemos que ha perdido un poco la esencia del coche que era, pero en Europa las dos pantallas de 12,4” y 13,2” serán muy bienvenidas.
En la primera de ellas encontramos el cuadro de mandos, y es totalmente personalizable en función del modo de conducción que seleccionemos o bien, a través de un selector de pantallas que encontramos en el sistema de infoentretenimiento, que nos dejará escoger entre diferentes grafías, en la que se incluye una muy parecida al Mustang clásico del 67, la del SV Cobra o del Fox Body entre otras.
El volante, multifunción incorpora las levas para poder usar el cambio de forma secuencial, y dispone un tamaño y grosor perfectos. Quizás los botones que encontramos aquí son de un tamaño un poco desproporcionado.
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La pantalla de la consola central que funciona con el sistema SYNC 4, recoge todas las funciones del sistema de infoentretenimiento, así como el sistema de audio, firmado por Bang & Olufsen, y es compatible con los sistemas Android Auto y Apple CarPlay de forma inalámbrica. Los menús son muy intuitivos y la verdad es que es bastante fácil navegar por ellos, además de tener una navegación fluida. El sistema de climatización está integrado aquí también y es fácil acceder a él porque está representado en la parte baja de la pantalla.
La consola central nos deja sitio para un cargador de inducción para el smartphone y el selector del cambio, que a su izquierda como podréis apreciar en las fotos nos deja una palanca para el freno de mano de lo más original.
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Los asientos son cómodos, y es fácil encontrar una buena posición de conducción gracias a su ajuste eléctrico, pero para nuestro gusto, disponen poca sujeción lateral. Aun así, sostienen el cuerpo en los apoyos laterales. Las plazas traseras son para dos ocupantes únicamente y disponen de anclajes Isofix para las sillitas.
El maletero por su parte, desde fuera y pensando que este coche es convertible, parece pequeño, pero en realidad no lo es, porque casi tiene un metro de largo desde el portón, hasta el respaldo de los asientos traseros, con una capacidad de 310 litros.
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El Ford Mustang GT 2025 está disponible en el configurador de la marca, desde los 61.820€ para la versión fastback, mientras que la versión convertible parte en los 66.820€ con el cambio de manual de 6 velocidades y de 70.158€ con el cambio automático de 10 velocidades. Nuestra unidad, de forma opcional equipaba entre otros elementos, el color exterior Azul Grabber (1.450€), llantas de aluminio forjado de 19” (1.450€), sistema de amortiguación MagneRide (2.150€) o las pinzas de freno en color rojo (650€), extras que incrementan el precio hasta los 75.780€.
Básicamente todo esto que acabamos de enumerar es el pequeño catálogo de extras al que puedes acceder, porque el resto de las cosas el Mustang las lleva de serie, haciendo gala de ser un deportivo con una relación calidad/precio/potencia muy equilibrada.
Motor Coyote de 5.0 litros
Siendo el coche que es, convertido en un icono del mundo del automóvil, el Ford Mustang mantiene su esencia de “muscle car”, y esto es algo que vemos bajo el alargado capó delantero, donde encontramos el motor Coyote V8 de 5.0 litros atmosférico que derrocha una potencia de 450CV y 540 Nm de par motor, directamente enviados al eje trasero, presentando además la novedad que ahora dispone de doble admisión.
Ford ofrece dos opciones de cambio para este bloque; una caja de cambios manual de seis velocidades o una automática de 10 relaciones, como era el caso de nuestra unidad de pruebas, de la que tenemos que decir que encontramos que los cambios son algo imprecisos y su funcionamiento, sobre todo en modo secuencial es lento. Es una caja de cambios pensada para llevar a cabo viajes conteniendo el consumo, pues es muy fácil ver en el ordenador de abordo cifras que a cualquier europeo pondrán los pelos de punta. En condiciones normales, puedes viajar con un entorno de 9-10 litros a los 100 kms, ahora bien, como te dé por jugar con el V8, duplicas esa cifra en un abrir y cerrar de ojos.
Con este potencial es capaz de firmar el 0 a 100 km/h en 4,9 segundos y de lanzarse hasta los 250 km/h. Como buen “dragster americano”, tiene diversas chuches que te apetece poner a prueba en todo momento, y no hablamos solamente de los modos de conducción, que nos permite escoger entre Normal, Deportivo, Circuito, Carril de arrancón o Resbaladizo.
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Disponemos del Track APPS, lo que nos permite, con el modo Carril de arrancón activado, pues eso mismo, hacer tandas de aceleración o de aceleración-frenada, o también la posibilidad de derrapar utilizando el freno de mano o bien bloquear los frenos de la ruedas delanteras para literalmente “quemar goma” y dejar tu huella en el asfalto. Os aseguramos que probar esto en este coche es adictivo.
De modelo a la carretera
Para rendir tributo a su nombre, y teniendo en cuenta que este coche no solo tiene muchos caballos, sino que rinde su nombre a una de las razas más salvajes del mundo, no se nos ocurrió mejor escenario que utilizar como no, a un caballo de pura raza para fotografiarlo junto a nuestro Mustang, apreciando así la belleza de ambos. Da Vinci aguantó una increíble sesión de fotos a manos de nuestro querido compañero Cristóbal Arjona, que supo en todo momento sacar a relucir la simbiosis entre ambos y su propietaria, Miura que junto a otra jinete, Mar Deu, nos acompañó durante toda la sesión.
Ponerte al volante de un V8 atmosférico hoy en día es una gran suerte, y este Mustang te lo pone así de fácil. Te subes, y nada más pulsar el botón de encendido, un gorgoteo invade el habitáculo, dejando de forma inerte cualquier sonido que provenga del exterior, claro está, si esto además lo haces con la capota bajada, la sensación todavía es mayor.
El V8 va cogiendo sonoridad a medida que aumentas la velocidad, llegando a velocidad de crucero a hacer el ruido justo para que no moleste. Aun así, sabes que, si llegas por ejemplo a un túnel, sacarás a ese “macarrilla” que todo petrolhead llevamos dentro, para bajar un par de marchas y estirar el motor para oírlo bramar… ahora que lo pienso, todavía se me pone el vello de punta.
Es un coche realmente cómodo para viajar, la capota insonoriza muy bien y te aísla completamente del exterior, incluso en días lluviosos que también los tuvimos durante la prueba, el nivel de estanquidad es idóneo. En carreteras secundarias si le exiges un poco, lo hemos encontrado un poco “cabezón”, quizás por el hecho de que el motor delantero estando esa posición hace que el coche te empuje hacia fuera al trazar curvas rápidas, pero es algo que solventarás enseguida, pues su comportamiento es bastante noble, eso sí, con todo el arsenal tecnológico activado claro está.
Si por el contrario quieres sacar al caballo salvaje que lleva dentro y dar rienda suelta a los 450CV empujando desde el tren trasero, con dos pulsaciones lo tienes en modo “piloto” y será de esta manera como podrás ver por el retrovisor, como la parte trasera del coche se insinúa a la salida de las curvas, y si apuras mucho, hasta verás un fino hilo negro impreso en el asfalto.
Ford ha hecho una cosa muy bien en este coche y es el hecho de que puedas configurar sin depender de un modo de conducción diferentes elementos, como el sonido del escape o la dureza de la dirección entre otros elementos, lo que dulcifica su conducción en función de lo que quieras hacer. Sobre todo, por el sonido, es decir, puedes salir de tu casa sin que tus vecinos escuchen el V8, o bien, salir de tu casa, diciéndole a todo el mundo que es hora de levantarse.
Conclusión
El Ford Mustang es el coche que es, un “muscle car” en esencia y así está configurado. Quizás en EEUU dónde las largas rectas de la Ruta 66 sean su santo grial, aquí en Europa, nos gustan más los trazados revirados y por ello los deportivos tienen que estar muy bien compensados para ofrecer lo que nos encanta, que es ir rápido por carreteras serpenteantes de montaña. Con esto no queremos decir que el Ford Mustang no sea un coche dinámicamente rápido, pero sí que es cierto, que está pensado más para ser disfrutado como lo que es, un deportivo con un bloque motor que le de potencia un buen sonido, y en el caso de esta versión descapotable que te deje sentir ese sonido a cielo a descubierto.
Si hay algo de lo que un Mustang puede presumir, es de ser uno de los coches más laureados del mundo por su historia y por haber protagonizado grandes momentos en la gran pantalla, acompañado siempre de actores de primer nivel.
Escrito por, Miguel Angel Solá
Agradecimientos
- Ford España
- 27 Sport Horses
- Fotografías: @cristobalarjonafoto