Con la prueba del Rolls Royce Dawn, hemos cumplido un sueño, el de probar un Rolls, algo con lo que anelas, si eres un apasionado del mundo del motor como es nuestro caso. Nos hemos puesto al volante, del que posiblemente sea el Cabrio más lujoso y más caro del mundo, gracias a la inestimable cortesía de Barcelona Premium Sant Boi.
Este descapotable, ha sido el encargado de conseguir que esta marca, cuya trayectoria a lo largo de los años no ha sido fácil, renazca, y que mejor forma de hacerlo, creando una belleza como lo es el Dawn. Son muchos los adjetivos que se nos pasan ahora mismo por la cabeza, con los que podríamos alabar el trabajo artesanal con el que se fabrica cada Rolls en la factoría de Goodwood, de la que salen por sus puertas coches tan lujosos como este, pero, aun así, seguramente nos quedaríamos cortos.
A lo largo de sus 100 años de historia, Rolls Royce ha sido un fabricante de coches de lujo, de verdaderas obras de artesanía rodantes, que han llevado con orgullo a reyes, presidentes, así como a millonarios que han querido tener en su garaje la exclusividad llevada a cabo de forma artesanal. En 1904, Sir Fredereick Henry Royce, tuvo la osadía, de fabricar el mejor coche del mundo, y en 1906, fundó la compañía que hoy en día conocemos como Rolls Royce la que desbancó a todos los constructores de automóviles de la época con sus creaciones.
Fue, entonces, cuando la visión de un aristócrata llamado Charles S. Rolls, y un ingeniero, Frederick H. Royce, empezaron a construir, a forjar una marca, que ha sabido perdurar a lo largo de estos 100 años, construyendo lo que en sus inicios comenzaron a idealizar, y era fabricar los coches más lujosos del mundo, algo que hoy en día, siguen haciendo como antaño sucedió.
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¿Dónde y cómo se fabrica el Rolls Royce Dawn?
La factoría de Rolls Royce está situada en Goodwood, al sur de Londres y a escasos kilómetros del mítico circuito inglés que se ha convertido ya en todo un icono. En 1998 un litigio entre BMW y VW por el control de la marca dejó a BMW con los derechos de seguir fabricándolos a partir de 2003, pero sin sede, ya que VW se quedó con la fábrica de Crewe, donde hoy en día se fabrican los Bentley.

Tras esta historia, Goodwood es ahora la sede de Rolls Royce marca que fabrica coches lujosos, pero no deportivos, en un complejo que debía ser del todo sostenible, así que el equipo de arquitectos de Nicholas Grimshaw, dieron a luz a una fábrica envuelta en vegetación, para aislar así térmicamente el edificio donde se fabrican la actual gama de Rolls.
Hablar de una fábrica, quizás no es correcto, si tenemos en cuenta, que tan solo salen Goodwood 20 coches al día, producidos por las 1.600 personas que allí trabajan, frente a las 4 unidades que se fabricaban en 2003, al inicio de la nueva sede.
Comprar un Dawn, no es solo el hecho de desembolsar el dinero que vale, por el mero hecho de tener un coche de lujo, es una sensación que, como propietario de uno de los coches más lujosos del mundo, va unido a la experiencia de poder ver como fabrican, no solo los Rolls, sino tu propio coche. Los Tour Factory, a la factoría de Goodwood, son sin duda alguna, la mejor experiencia que una persona interesada en adquirir un Dawn, puede llevar a cabo, para comprender, la filosofía de la marca, y ver como se fabrican a mano, cada uno de los Rolls Royce que diariamente se fabrican.
Los chasis de los Dawn, Phantom, Ghost y Wraith, están fabricados en Munich, y se transportan hasta Goodwood, por tierra y por mar, para posteriormente ensamblarlos. Esto tiene una ventaja, y es que así, esta factoría no genera apenas impacto acústico, al no tener que ensamblar ni mover materiales pesados por su interior.
Para la pintura, se precisan nada más y nada menos que 7 capas, en función del acabado, que son aplicadas una vez se ha pulido la carrocería mediante un proceso manual. Posteriormente, y una vez pintado el coche, se vuelve a pulir de nuevo con el mismo proceso que dura 5 horas, en un espacio iluminado con una luz blanca que deja ver cualquier imperfección en la carrocería. Existe una carta de colores de más de 44.000 tonos en Rolls Royce, con los que puedes pintar el Dawn, además de aquellos que son exclusivos, pues han sido creados para un propietario en concreto.
Cada Dawn, pasa 16 horas en una cadena de montaje, aunque su tiempo de fabricación, en función del nivel de personalización que haya escogido su propietario, puede llevar a que se tarden entre 5 y 11 días en fabricarlo, como en toda la exclusividad tiene un excéntrico proceso de fabricación.

Las pieles son escogidas a mano, una a una, y son sometidas a una inspección ocular, para posteriormente marcarlas y cortarlas con un láser cuya precisión permite realizar cortes perfectos. La madera, símbolo de la marca, por su pureza, naturalidad y elegancia, es tratada por artesanos y ebanistas, que dan forma a cada una de las hasta 46 piezas que puede llevar el interior de un Rolls.
Para aquellos que piensen de donde procede tanto la madera como las pieles, y como se reponen para llevar a cabo un proceso de sostenibilidad de las materias naturales, por cada árbol que se tala se plantan otros cinco, y en cuanto a las vacas de donde se extraen las pieles, no son criadas para este fin, sino que son para posteriormente, llevadas al matadero dónde se convierten en comida. Para el interior de un Dawn, se precisan un total de 12 pieles, con las que se revisten los asientos, el volante y todos los detalles que precisen de este noble material.
En resumidas cuentas, este es el proceso de fabricación del Rolls Royce Dawn, en una fábrica, donde reina la armonía y el silencio para que, personas humanas, y no robots, lleven a cabo la labor de construir a este icono del lujo.
El Espíritu del Extasis
El sello de identidad de Rolls Royce no es su logotipo, sino algo que emerge de su poderosa parrilla, el Espíritu del Éxtasis, esa figura legendaria que tomo forma, gracias a un escultor, Charles Skyes, que supo dar vida a la mujer alada que corona cada uno de los Rolls que se construyen hoy en día. Esta figura, se fabrica a mano, en acero pulido y bajo un molde que se destruye tras ser utilizado, por lo que cada una, es única.

Más curioso que la fabricación de esta estatuilla, son los nombres que Rolls Royce utiliza para sus coches, ya que, si nos fijamos bien en su significado y en lo que quieren representar, los Rolls, se mueven con una suavidad de rodadura como ningún otro coche lo hace, lo que ha llevado a la marca a utilizar denominaciones como Ghost (espectro), Phantom (fantasma) o Wraith (aparición), todas ellas con un mismo denominador, su lentitud y su suavidad a la hora de aparecer y moverse.
Los orígenes del Dawn
En 1954, se construyó el Rolls Royce Silver Dawn, y fue considerado durante muchos años, el mejor coche del mundo. Está claro que la tecnología utilizada hoy en día nada tiene que ver con la de la época, pero si el denominador común que la marca ha llevado a cuestas durante sus años de historia, la de ser pionera en fabricar coches de lujo de forma artesanal que representen una filosofía de vida y un escalafón en la alta sociedad. De ese modelo, tan solo se fabricaron 28 unidades siendo una clara inspiración el modelo de antaño, para el Dawn de hoy en día, que también recibe ligeros ápices de diseño de otros modelos como el Corniche o de los rarísimos Silver Cloud III Drophead Coupé.

Sea cual sea su origen, tenemos hoy ante nosotros a un inconmensurable titánic de la carretera, que son sus 5,30 metros de largo, una anchura de 1,90 metros y sus dos enormes puertas de apertura opuesta (o de suicidio), es capaz de enamorar a primera vista, a todo aquel que lo mire.
Hay muy pocos coches que como el Dawn, soporten el paso del tiempo, es por ello, que las líneas utilizadas para el diseño de los actuales Rolls resulten atemporales, y pasen años y años sin que se vean como antiguallas, sino como como verdaderas obras de arte. Estamos ante una belleza, que denota un aire clásico, pero moderno a la vez, siendo lo que menos quiere representar, un coche deportivo, algo a lo que la marca ha renunciado por completo, ya que, para ellos, las prestaciones, o el poder alardear de su potencia, es algo que no va con su esencia.

Desde 1998, Rolls Royce está bajo el paraguas de BMW, algo que, sin duda, ha sido un acierto, ya que hoy en día, viajar por si solo, en el excéntrico mundo del lujo, al que pocas marcas sobreviven, es una ardua tarea, un mar muy grande en el que navegar, para quedarte a la deriva. Por ello, y bajo la tutela de los alemanes, Rolls se ha reinventado, con modelos tan excepcionales como el Dawn, que hoy ocupa nuestra prueba, o el nuevo Phantom que verá la luz en 2018.
Los años, demuestran incluso para el sector del automóvil, que hay que estar a la orden del día a la hora de fabricar un coche, y no solo basta con ese coche se fabrique a mano o de forma artesanal, sino que además tiene que ser tecnológicamente perfecto, por ese motivo, la alianza con BMW ha sido un gran logro, ya que todos los Rolls han heredado de la marca una serie de elementos que lo dotan de las últimas medidas en lo que a tecnología se refiere.
El Rolls-Royce Dawn es el segundo descapotable de superlujo de la marca británica, tras el Phantom Drophead Convertible, siendo la competencia más directa de rivales de la talla del Bentley Continental GTC o el Mercedes Clase S Cabrio, sin duda dos iconos del lujo y la deportividad que nosotros también hemos tenido la ocasión de poner a prueba en nuestra redacción.

El Dawn, se fabrica sobre la misma plataforma del Wraith y el Ghost, del que comparte motor y transmisión, aunque para su carrocería se han utilizado un 80% de paneles nuevos, para esculpir la exuberante forma que dispone y que toma notas de reminiscencia del Dawn de los años 50. Toma una personalidad propia, que lo diferencia de sus hermanos, gracias a un prominente frontal y al tercio del eje trasero, así como un parabrisas que está enmarcado en los pilares A, que cuya inclinación le otorgan un aire más de concept car, que el de un coche de serie. La parrilla frontal, es prominente, al igual que todos los Rolls que se han fabricado a lo largos de los 100 años de historia de la marca, convirtiéndolo en un sello de identidad propio de la marca.
Fruto de la estratégica alianza con BMW, el Dawn hereda de los germanos, la tecnología que encontramos en su interior, como la pantalla de 10,5 pulgadas que emerge del tablero desde la que se maneja todo el sistema de infoentretenimiento, cuyo funcionamiento es tan intuitivo como en cualquier BMW, así como un selector táctil sobre el que mediante gestos podemos escribir, para por ejemplo introducir un destino en el navegador.
La vista lateral del Dawn, luce una línea dibujada a mano que recorre todo el largo del coche, cuya dote, son sus dos enormes y pesadas puertas, de apertura opuesta, o de suicidio, que son un verdadero espectáculo, verlas abrir o cerrarse de forma asistida, dejando, así paso al habitáculo, y a las dos plazas traseras, a las que se accede, no cómodamente, sino con suma elegancia. Sus preciosas llantas de 21″, son los perfectos zapatos para tan elegante traje.
La capota de lona es una verdadera obra de arte, y el elemento clave, para hacer que este coche pase de ser un coupé de dos plazas, a ser uno de los cabrios más bonitos del mundo. Precisa de 22 segundos para abrirse o cerrarse, en una perfecta maniobra de un contorsionismo que puede celebrarse con el coche parado o en marcha, siempre y cuando no se rebasen los 40 km/h. El mecanismo es tan sumamente silencioso, que el sonido que emiten las ventanillas al bajar unos centímetros para facilitar la maniobra de apertura o cierre de la capota es mayor que el de esta en si, convirtiendo al Dawn en un precioso coupé cuyas líneas recuerdan a las Art Decó de los años 30, ofreciendo, además, un aspecto algo más agresivo.
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El nivel de insonorización que ofrece el Dawn, no tiene parangón, ni lugar a ruidos ni filtraciones que provengan del aire al circular, es decir, el coche queda literalmente hermético siendo tan eficiente en este sentido como el Ghost o el Phantom
Sus dimensiones son inconmensurables, así que, con una talla de 5,30 metros de largo y 1,90 de ancho, es 50 centímetros más lago que su rival más próximo, el Bentley Continental GTC, o 20 cm más que el Mercedes Clase S Cabrio, ambos comparten con el Dawn, el hecho de que disponen de 4 plazas, pero ninguno de ellos, ofrece la comodidad del Rolls.
El interior, un verdadero salón rodante
Tras abrir la puerta del conductor, entras en una atmósfera, donde premia la exclusividad, el diseño, la sobriedad y lujo. Las pieles curtidas a manos envuelven los asientos como si de un guante se tratara, las maderas nobles, ensalzan más si cabe un interior en el que se respira todo el trabajo que se ha llevado a cabo por humanos, que, durante hora, han mimado y cuidado cada uno de los detalles a los que tu vista alcanza.

El volante, es una señal inequívoca de lo que tenemos entre manos, ya que como antaño, ofrece un tamaño grande y un aro fino, incorporando diversas funciones como el acceso al control de crucero adaptativo, el teléfono o el sistema de audio, firmado por Bespoke Audio. En la parte derecha, encontramos el selector del cambio, que cuenta solamente con cuatro posiciones (parking, marcha atrás, punto muerto y adelante), sin opción de poder utilizarlo de ninguna otra forma, ya que está guiado a través del GPS.
A la izquierda, encontramos un curioso selector vertical, desde el que accionan las luces, y una botonera, desde la que se controlan algunos de los dispositivos como el asistente de mantenimiento de carril o la vista del head up display
Todos los botones que encontramos en el interior del Dawn, son cerámicos, de frio acero o están recubiertos de piel, incluso los del iDrive que ofrecen un acceso directo al sistema de infoentretenimiento, son de cristal tallado.
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El cuadro de mandos, de fácil y clara lectura, no puede ser más sencillo, ya que cuenta con tres esferas, siendo la más original de ellas, el indicador de uso de potencia, en vez de un cuentarrevoluciones convencional. A su derecha, y en el centro de la consola, encontramos una pantalla de 8”, que emerge cuando ponemos en marcha el coche, y que esconde el mismo sistema de infoentretenimiento que podemos encontrar en los BMW, aunque claro está, con un color y unas grafías acordes al Rolls.
Los mandos del climatizador no disponen de ningún elemento digital que enturbie, una consola, que sabe conjugar muy bien, el clasicismo típico de la marca, con el tapizado de una piel curtida a mano. En la parte más baja de la consola, encontramos el selector iDrive y justo a este, el botón que acciona el mecanismo de apertura de la capota.
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En las puertas, encontramos una botonera desde la que se accionan los diferentes reglajes de los asientos, así como los de apertura asistida de las mismas. Y como no podía ser de otra manera, escondido en un hueco del marco, encontramos su exclusivo paraguas, que está firmado, como no, por Rolls Royce.Su mecánica, un prodigio de la tecnología
El corazón del Dawn, se esconde bajo el alargado capó delantero, donde encontramos un motor de 6,6 litros biturbo de 12 cilindros en V, que desarrolla una potencia de 563 cv y un escalofriante par motor de 820 Nm a tan solo 1.500 rpm, lo que permite mover con mucha soltura, a todo un conjunto que lastra 2.500 kg.

Sus prestaciones, son meramente informativas, ya que, aun no siendo un deportivo, sino todo lo contrario, son dignas de admiración, a la vez que hacen brillar a su mecánica, siendo capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 4,9 segundos y de lanzarse hasta los 250 km/h, velocidad que limitada electrónicamente.
Hay algo que aprecias en el Dawn, de forma inmediata en el momento en el que pones en marcha su motor V12, y es el silencio a la vez que ningún tipo de vibración invade el habitáculo, algo que para esta marca es un signo inequívoco de la precisión que se lleva a cabo a la hora de fabricar un Rolls. La sensación que tienes al volante es la misma, que cuando conduces un coche eléctrico, ya que no se aprecia absolutamente nada que suene a mecánico.
A medida que vas cogiendo velocidad, un sencillo sonido aterciopelado es lo único que escuchas, de un motor que dispone de 563cv. Ahora bien, si en el algún momento decides usar todo ese potencial, un rugido eléctrico seguido de una sensación de aceleración fugaz es lo que sentirás en el interior del Dawn.
La caja de cambios automática de 8 velocidades, ensamblada a este propulsor, es una verdadera obra de la tecnología, ya que está guiada por satélite, con un sistema predictivo, que le permite en todo momento adaptarse al lugar por el que estás conduciendo, anticipándose al trazado de la carretera para ofrecer en todo momento que el coche circule con una marcha idónea, con el fin de ofrecer a todos los ocupantes, una experiencia sublime de conducción y disfrute.
Con el Dawn, no pretendimos hacer una prueba en la que reinaran las aceleraciones bruscas, pues el espíritu del coche no era merecedor de esto. Aun así, os podemos asegurar que tras el sonido eléctrico que sale del motor, al pisar el acelerador a fondo, es un sonido que debía de ser patentado, pues te hace sentir, que vas ganando velocidad, con la misma velocidad a la que se proyecta el paisaje que te rodea.

El conjunto mecánico, unido a una puesta a punto excepcional del chasis y un sistema de suspensión que se traga cualquier irregularidad que puedas encontrar en el asfalto, se traduce en una comodidad inigualable para un coche que mide más de cinco metros y pesa más de 2.500 kg, en el que parece que las inercias no existen, pues ofrece un paso por curva digno de admiración, aunque claro está, que la marca, ha conseguido construir un coche para ser disfrutado desde cualquiera de sus cuatro plazas, y con los cinco sentidos.
La direccion tiene un tacto muy suave, y con ella es fácil seguir el curso del Espíritu del Extasis que te invita a entrar en cada una de las curvas que te encunetres en tu trazado para más que trazarlas dibujarlas, pues esta maniobra es tan suave que es la sensación que te produce. En la salida de las mismas, cuando aceleras, el poderoso V12 empuja con fuerza, levantando literalmente el morro del coche para llevarte de nuevo a la siguiente curva.
Abrir la capota, sentir el viento y el sol en la cara, es algo de lo que gozarás al volante del Dawn. Conducirlo te hace sentir como si en todo momento estuvieras conduciendo por un paraje en que el vas tu solo, en compañía de tu Rolls y en un ambiente en lo que absolutamente nada puede llegar a perturbarte, pues en todo momento, tienes la sensación de estar disfrutando de una experiencia única.
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Nos hubiera encantado disponer del Dawn durante una semana, para poder haber realizado la prueba ideal con él, que quizás nos hubiera llevado por las carreteras de la Riviera Francesa, para disfrutar de toda su esencia a la vez que de su espíritu rutero, ya que su concepción no es la de un coche deportivo ni mucho menos, sino la de un coche, que parece navegar por la carretera mientras lo conduces. El Dawn, no evoca la conducción deportiva, su esencia va más allá, la de poder desplazarte de forma cómoda y silenciosa de un lugar a otro, disfrutando en todo momento, de los 100 años de historia de una marca que ha conseguido hacer, uno de los mejores y más brillantes coches del mundo del automóvil.
Escrito por, Miguel Angel Solá
Agradecimientos
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- One Ocean Port Vell
- Omya Clariana
- Angel Luis López
- Fotografías: Cristóbal Arjona