Está claro que los SUV llegaron ya hace unos años y lo hicieron para quedarse. Hay quien pensaba que eran una moda pasajera, pero nada más lejos de la realidad y la prueba es que las marcas han encontrado un verdadero filón con estos coches, por ello, cada vez más los convierten en versiones extremadamente deportivas como es el caso del BMW X5 M Competition del que hoy os hablaremos en este artículo.
Fue en 2009 cuando BMW presentaba y estrenaba la generación de los X5 y X6 M, que estuvieron a la venta durante 5 años, llegando en aquella época a una cifra de 10.000 unidades entregadas a clientes. En 2014 llegó la segunda generación de estos super SUV que rozaron de nuevo la misma cifra hasta 2019. Esto demuestra que una marca con unos tradicionales valores, los que tenía arraigados en los M, ha sido todo un éxito al llevar hasta el extremo a su carrocería SUV. Ahora, podemos encontrar en su inventario a excepción del nuevo BMW X1, versiones M de toda su gama SUV.
Si continuamos hablando de cifras y en este caso de cifras récord, os podemos desvelar que BMW en el año 2021 vendió un total de 163.500 vehículos vendidos, lo que supone un aumento de un 13% con respecto al año 2020, siendo además líder del mercado mundial en el segmento de coches de altas prestaciones.
Un diseño cautivador
Podríamos catalogar al BMW X5M Competition como un coche de aquellos que las marcas a veces hacen para quienes buscan un algo más, un deportivo o en este caso un SUV diferente, y el X5 M es exactamente esto, una apuesta diferente con unos rivales de la talla del Lamborghini Urus, el Aston Martin DBX o el Bentley Bentayga Speed entre otros, pues en su casa, tiene como competencia al X6 M Competition.
El diseño del BMW X5 M, es sin duda contundente. Enfatizando más si cabe la estampa que un X5 convencional por sí solo ya ofrece. Lo mires por dónde lo mires, to en él es desafiante, desde el frontal, dónde destacan los riñones enmarcados con las molduras exteriores M en negro brillo Shadow que dejan entrever unas barras cruzadas, así como el imponente radiador o el paragolpes que acoge dos poderosas y generosas entradas laterales de aire. Si a eso le unimos un diseño de los faros láser cuya mirada parece tener vida propia, es cuando el corazón empieza a palpitarte.
La vista lateral es simplemente preciosa. En primer lugar, destacan los pasos de rueda sobredimensionados, encargados de dar cabidas a las llantas de 21″ calzadas con unos neumáticos en medidas 335/30/21 para el eje trasero y de 295/35/21 para el delantero, que dejan entre ver el impresionante equipo de frenos firmado por M.
En la zaga, encontramos un difusor trasero que da cabida a las dobles salidas de los escapes por los que brama un sonido contundente, así como un alerón que culmina el techo danto en conjunto un toque muy deportivo a esta parte del coche.
Interior premium pero con una dotación deportiva
El habitáculo es un compendio entre la elegancia y la deportividad, donde destacan sin duda los asientos deportivos que son casi unos semi-backets, tapizados en piel y con un anagrama retroiluminado que nos da la bienvenida al abrir las puertas y de paso, nos recuerda que llevaremos entre manos. La posición de conducción es totalmente deportiva, ya que vas literalmente encastrado en el cockpit, lo que en un SUV es difícil de encontrar, pues normalmente vas con la mirada por encima del capó para ver que sucede delante. Aquí se ha reducido un poco la altura con respecto a un X5 convencional.
Piel en combinación con el carbono, esto es lo que ofrece nuestra unidad de pruebas. El volante está envuelto en este agradable material, y como siempre diremos tiene un diámetro y grosor perfectos. En el encontramos sendos botones para de manera inmediata acceder a los modos de conducción M1 y M2, que son totalmente personalizables, desde la pantalla táctil. La consola central está cubierta por carbono, material que encontramos también en parte del salpicadero, mientras que los laterales de las puertas lucen un acolchado de piel diamantada. Junto al selector del cambio encontramos diversos botones, entre ellos el M Mode que nos permiten configurar los modos de conducción de forma individual, así como el mando iDrive para controlar el sistema de infoentretenimiento o el botón para activar el control de descenso, algo útil para conducción offroad.
El cuadro de mandos digitalizado es la última versión del BMW Live Cockpit Professional ajustado para este modelo de forma específica que junto al Head-Up Display ofrecen la información necesaria para controlar a esta bestia y a sus 625 CV.
La pantalla de 12,3” táctil situada en la parte de la consola central controla el infotaiment del X6M, siendo compatible con el sistema Apple Car Play, además de tener conectividad a internet y a los servicios Connected Drive de BMW. Desde aquí, también disponemos de unos gráficos que nos muestran en todo momento la potencia del coche, así como el par motor que estamos y utilizando y dispone de selector de modos de conducción, desde donde es posible personalizar los modos M1 y M2 de forma individual, además de escoger entre tres modos de conducción, Road, Sport o TRACK, siendo este último para utilizar básicamente en circuito porque deja al descubierto cualquier ayuda electrónica capaz de domar todo su potencial. De hecho, para activar este modo lo ideal es hacerlo con el coche parado, ya que debes de confirmarlo dos veces antes de activarlo, vamos, por aquello de no hacerlo por error.
La parte trasera del BMW X5M, está configurada para dar cabida a tres ocupantes, claro está, que el de la plaza central no irá sentado tan cómodo como el de los laterales, pues esta plaza además de ser un poco más dura que las otras dos, encuentra a sus pies el enorme túnel de transmisión. Personalmente creo que un SUV de estas características, debería dar la opción egoísta de que en la trasera se pudiera optar por una configuración de dos backets como los delanteros. El maletero por su parte dispone de 580 litros de capacidad que pueden ser ampliados hasta los 1.530 litros abatiendo los asientos traseros.
Mecánica prodigiosa
Bajo el abultado capó delantero encontramos un poderoso motor V8 twin-turbo de 4.4 litros que rinde una potencia de 625CV, cortesía de un aumento de la presión del turbo hasta los 2,8 bares. Su par motor de 750 Nm disponibles desde las 1.800 rpm, son los encargados de mover con muchísima soltura a esta bestia en cuanto pisas el acelerador.
Para transmitir semejante potencial a ambos ejes, encontramos, por un lado, una caja de cambios automática por convertidor de par de ocho velocidades M Steptronic con Drivelogic, que puede manejarse como no, de forma secuencial con las levas que encontramos tras el volante, cuyos cambios de forma automática además pueden ser más o menos rápidos pues se permite configurar la velocidad de estos. Por otra parte, encontramos un sistema de propulsión xDrive con un diferencial M en la parte trasera, encargado de gestionar el par entre ambas ruedas.
Sus cifras lo dicen todo, ya que es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 3,8 segundos, 0,4 segundos menos que la generación anterior. Aquí hemos de tener, y para saber apreciar bien esta cifra, que lastramos 2,4 toneladas de peso, si, has leído bien. La velocidad máxima está limitada a 250 km/h, aunque adquiriendo el Drivers Package es posible elevarla hasta los 290 km/h.
Dinámica de conducción sublime
Sus rivales, como antes hemos comentado, han pasado todos por nuestra redacción, como el Urus, Bentayga Speed, DBX o el X6 M, y os podemos asegurar que el X5 M Competition no se arrugaría ante ninguno de ellos. Quizás de todos el más dinámico a la hora de conducirlo sea el Lamborghini Urus, ya que en conjunto es el que más “chuches” tiene a la vez que capacidad de ofrecer una conducción muy radical, pero en otros aspectos, el X5 M nos ha sorprendido y mucho, ya que te permite ir muy rápido sin darte cuenta a veces que llevas casi dos toneladas entre manos, ya que la apuesta a punto del chasis en combinación con la mecánica te deja mucho margen para disfrutar del M que es.
Acelerar con él a fondo es una verdadera delicia, lo que hace que el cuerpo se quede literalmente pegado al asiento, a la vez que ves como el tren delantero empieza a querer despegarse del asfalto, y sientes como el eje trasero empuja como si no hubiera un mañana para llevarte de un punto “A” a un punto “B” en un abrir y cerrar de ojos, acompañado claro está de un sonido que te pone los pelos como escarpias.
Conducir en carretera abierta sin el arsenal electrónico activado es una proeza con este SUV, ya que la trasera está ansiosa en todo momento de demostrar que esto es un deportivo, un M, nacido para correr y como no para darte lo mejor a la salida de cada una de las curvas que negocies, insinuándose y dejando un hilo negro en el asfalto si sabes jugar bien con el volante y el acelerador. El control vectorial de par es sin duda uno de los elementos clave para poder disfrutar de todo el potencial y ya hubiera sido el colofón, que además dispusiera de un eje trasero direccional, lo que mejoraría sustancialmente no solo el paso por curva sino la movilidad en parado y como no, las maniobras de aparcamiento.
Su paso por curva, aun careciendo de este sistema es asustadizo. La verdad es que tienes que ir muy atento en todo momento con el velocímetro porque la capacidad de aceleración es tan brutal, que es fácil ver como la aguja del cuentakilómetros va a la par con la del cuentarrevoluciones, lo que se traduce en unas transiciones de infarto.
La suspensión es 10mm más baja y dispone de unos muelles más rígidos que en cualquier X5 convencional, además de incorporar una suspensión adaptativa M con unos amortiguadores controlados electrónicamente que cambian su tarado según el modo de conducción que selecciones (Comfort, Sport o Sport +) encargados además de controlar la estabilización de balanceo de la carrocería de forma activa, para evitar en toda medida los vaivenes de un SUV de esta envergadura. Otros dos elementos que son clave para este X5 M son la dirección M Servotronic que transmite a la perfección todo lo que pasa bajo los rodillos delanteros o el Control Dinámico de Estabilidad DSC que permite configurarlo de manera que pueda ser, o no intrusivo. Esto último reservado para mayores con dotes de piloto y al ser posible en trazados cerrados.
Tanto corre tanto frena, y más a la hora de detener con contundencia a 2,4 toneladas, por ello BMW equipa a este SUV con un sistema de frenos deportivos ventilados M Compound con unas pinzas de seis pistones y unos discos en medidas de 395 mm para el eje delantero y de 380 mm para el trasero. Hay que destacar de este sistema que no cuentan con enlace mecánico con el pedal, sino que se accionan mediante un sistema “By Wire”, por gestión electrónica y que se pueden ajustar en tres niveles para conseguir un tacto más deportivo.
Conclusión
El BMW X5 M tiene un precio de salida desde los 154.000€, si a esto le sumamos el equipamiento opcional, que incluye elementos como el techo panorámico, carcasa de carbono para la cubierta del motor y retrovisores, cristales tintados, paquete ambient air, BMW Display Key, Driving Assistant Professional, Parking Assistant Plus, asientos delanteros calefactados y ventilados con función de masaje, sistema de sonido B&W Diamond, faros láser BMW, spoiler trasero de carbono o el paquete M Driver entre otros, engrosan la factura hasta unos generosos 191.000€.
Si lo comparamos con los rivales antes mencionado, vale muchos miles menos que alguno de ellos, y sinceramente nada tiene que envidiar en cuanto a acabados, nivel de equipamiento, dinámica y prestaciones, por lo que es una pieza elemental para nuestro garaje.
Tener 625CV enfrascados en un SUV firmado por M, es un acierto, por todo lo expuesto anteriormente. Pocos SUV pueden presumir de ofrecer la calidad y cantidad de emociones que este coche es capaz de transmitir cuando te poner al volante para, no sabríamos decir si bien, pilotarlo o simplemente conducirlo.
Escrito por, Miguel Angel Solá
AGRADECIMIENTOS
- BMW Group Prensa
- Fotografías: Cristóbal Arjona