Estamos ante un coche que para la mayoría de mortales es un gran desconocido, al igual que pasa con el Toyota GT86. Ambos coches están concebidos por igual, pero tienen en común, que el mercado al que van destinados, en nuestro país es algo escaso.
Quizás la idea de tener en el garaje un coupé de apenas dos plazas, con una estética poco conservadora, es para muchos una idea, que tan solo queda en eso, en una idea. Aunque mirado por otro lado, tendrías en tu garaje a un coche, bajito, corto, ligero, con tracción trasera y 200 cv bajo el pedal del acelerador, todo esto, ¿te sugiere algo?.
La estética del Subaru BRZ no pasa inadvertida cuando conduces, ya que te conviertes en el centro de las miradas ajenas, que se quedan pensando, que coche están viendo. Luce una estampa deportiva, pero sin ser agresiva, algo que es de agradecer, ya que en muchos casos o en otro país, quizás el BRZ sería objeto de elementos aerodinámicos de tecnología y apariencia espacial, pero en Subaru, han querido hacer un coupé, bastante discreto, y que llamara la atención por otras razones.
El frontal está muy personalizado por los faros LED, que le otorgan una mirada un tanto desafiante. De perfil, vemos su principal rasgo, y es la escasa altura, que nos hace entrever la personalidad deportiva con la que ha sido concebido el BRZ. Ahora bien, si hay una parte del coche que merece especial atención, y está dotada de personalidad es la zaga, donde a los lados del difusor trasero que alberga la el piloto antiniebla y los de la marcha atrás, encontramos dos prominentes salidas de escape, por la que el motor bóxer, deja escapar todo su esplendor. Si a esto le sumamos, un pequeño alerón en la tapa del portón trasero y unas ópticas de generosas dimensiones, advertimos enseguida de que ante nosotros no tenemos a un simple coupé.
Sus medidas, y su peso en vació de tan solo 1.239 kg, son una firme declaración de intenciones. Así, con sus 4,24 metros de largo, una anchura de 1,77 m y una altura de 1,42 metros, es un nato devorador de curvas que además dispone de un maletero con cabida para 240 litros.
El habitáculo del Subaru, es de configuración 2+2, aunque os podemos asegurar que las plazas traseras, son de urgencia, o aptas para menores. El Cockpit, está bien resulto, gracias a un cuadro de mandos en que el que destaca sin duda él cuentarrevoluciones tarado a 9.000 vueltas. A su izquierda encontramos el velocímetro, y a la derecha una pantalla LCD de 4,2 pulgadas que ofrece diversos parámetros de la configuración del coche, así como los datos del ordenador de a bordo, un monitor de fuerzas G, un medidor de potencia o un útil cronómetro por si decides hacer tandas en circuito.
Los asientos de corte deportivo están tapizados en piel y alcántara, y el pespunte en color rojo es una muy buena combinación. Recogen el cuerpo bastante bien, y aunque sus reglajes son manuales, permiten adaptarse de inmediato al Cockpit. La posición de conducción, dada la escasa altura del coche es muy deportiva, ya que literalmente estás encastrado bajo el volante, lo que te da todavía más una sensación de ir sentado en un deportivo de última generación. El volante deportivo de tres radios, que además es multifunción, tiene un grosor y tamaño perfecto y su tacto es bastante agradable.
El BRZ 2017 estrena un sistema multimedia que cuenta con una pantalla a color de 6,2 pulgadas, que no es acorde las funciones que ofrece a su tamaño, pues desde esta tan solo se puede manejar el sistema de audio, el teléfono o la integración de nuestro smartphone.
Lo que más anticuado parece dentro de este coche, es el diseño de la consola central, sobre todo por un reloj digital que no es acorde al resto del interior, y lo mismo pasa con los mandos del climatizador, aunque todo ello enfundado en el símil de fibra de carbono le da un toque más racing.
El BRZ está disponible con dos niveles de equipamiento, el Sport cuyo precio de salida sin opciones es de 29.650€ y el Executive, incluido en nuestra unidad de pruebas que parte desde los 31.150€, e incluye la pantalla táctil de 6,2 pulgadas, sistema audio de 6 altavoces, asientos deportivos de cuero y alcántara, faros delanteros LED, asientos calefactables y el volante, el freno de mano y la palanca del cambio forrada en cuero con pespunte en color rojo.
El propulsor del BRZ, quizás se ha quedado un tanto desfasado, y sería necesario que este motor bóxer de 2.0 litros equipara un turbocompresor. Aun así, ofrece 200 cv a 7.000 rpm, y un par motor de 205 Nm. Es un motor perezoso, al que le cuesta subir de vueltas, pero una vez entra en vereda, cierto es que proporciona cierta agilidad a todo el conjunto. Quizá no es explosivo, como los motores que hoy en día se presentan, pero a partir de las 4.500 rpm y hasta básicamente su corte de inyección en torno a las 7.500 rpm es como una pequeña bala que va cogiendo velocidad al instante.
La caja de cambios manual de 6 velocidades es un perfecto aliado para poder sacar lo mejor de este motor. Ofrece unos recorridos cortos y un tacto mecánico bastante agradable, en opción se puede disponer de una automática, pero quizás para este motor no sea la ideal. La ubicación del cambio con respecto al volante hace que en todo momento quieras jugar con él, ya que prácticamente las manos se te van hacia el pomo para subir o bajar una marcha. La relación de marchas es bastante larga, lo que te invita a subir el coche de vueltas hasta prácticamente el corte de inyección, sobre todo cuando conduces de forma deportiva.
En cuanto a los consumos, es un poco tragón, pero también se debe a la carencia de un turbocompresor, así que llegar a la cifra de 7,8 litros que a marca da por homologados, si conduces por alguna carretera de curvas es algo complicado, pero no imposible si por el contrario decides usar el BRZ como un deportivo para viajar, es ahí donde podrás ver en el ordenador de abordo consumos más ajustados.
Sus prestaciones son discretas, pero lo bastante llamativas como para tenerlas en cuentas, ya que es capaz de lanzarse hasta los 226 km/h y de acelerar de 0 a 100 km/h en 7,6 segundos.
En carretera, se muestra como un coche nervioso, aunque estable y aplomado a la hora de trazar las curvas, gracias a una suspensión que es bastante firme para ese tipo de conducción, y que no resulta incómoda para su uso a diario. Para sacar mayor partido a la diversión, una de las principales novedades que presenta el BRZ 2017 es el nuevo modo de conducción denominado “Track”, que te permite desconectar parcialmente el control de estabilidad para que puedas entonces jugar con la trasera del coche, ya que permite cierto deslizamiento, hasta que el propio coche detecta una pérdida de tracción masiva para volver a conectar el ESP.
Todo en este coche invita a ir deprisa a buscar curvas y más curvas, desde la posición de conducción hasta el sonido bronco del motor cuando lo subes de marchas. Enlazar curvas, con el modo “Track” es una delicia, ya que, con un ligero deslizamiento de la parte trasera, parece que esté conduciendo en un circuito. El tren delantero es nervioso, pero no acusa en ningún momento pérdidas de tracción ni notas que el coche se vaya de morro, salvo, claro está que te pases en la entrada a una curva, aunque para eso tienes que ir muy rápido, ya que este coche, gracias a su tamaño y peso, permite trazar bien las sinuosidades de la carretera por la que decidas conducir.
En resumen, os podemos decir que el BRZ nos ha gustado, porque es un coche de la vieja escuela, es como llevar una Yamaha RD 350, y entendamos la comparación, ya que por debajo de las 4.000 rpm esa moto era perezosa, ahora bien, cuando pasabas ese límite, era un trueno, que, con un chasis y frenos de la época, te permitía hacer diabluras. Los que tuvisteis una, igual que yo sabréis de los que os hablo.
Una buena opción a un precio competitivo, si tenemos en cuenta el escaso mercado que hay con esta combinación, en la que hoy en día, y para disfrutar es de las pocas que hay.
Escrito por, Miguel Angel Solá
Agradecimientos
- Subaru España
- Fotografías: Miguel Angel Solá