Compartir

El nuevo Hyundai i20 adopta el lenguaje de diseño de la firma coreana, con su propia reinterpretación urbanita y digital. Crece en casi todas sus cotas y destaca por ser de los mejores del segmento en cuanto a habitabilidad y equipamiento. Nos subimos al volante de la versión Mild Hybrid de 120 CV y cambio automático.

El Hyundai i20 de tercera generación llega a nuestro convulso mercado con muchos motivos de ser y competir en el segmento de los compactos urbanitas. Lejos quedan las leyendas de los modelos asiáticos y su fiabilidad, que ha dejado de ser motivo de discusión tras años en nuestras carreteras. La firma coreana ha sabido adaptarse al gusto europeo, no solo estético sino también dinámico. Ha dotado a sus modelos de una personalidad casi germana, manteniendo el equilibrio calidad-precio como una de sus grandes bazas. Esta nueva hornada de i20 sigue la tendencia de la progresión y apuesta por incorporar la microhibridación de 48 voltios en algunos motores. Nos ponemos al volante de una de estas versiones, el Hyundai i20 1.0 T-GDI de 120 CV, cambio automático de 7 velocidades y distintivo medioambiental ECO.

Hace apenas diez años era difícil hablar de las firmas asiáticas como auténticos rivales de las europeas. Hoy en día, sin embargo, cae por su propio peso que el Hyundai i20 es un competidor digno de alternativas como el Citroën C3, Opel Corsa, Skoda Fabia, Renault Clio y Seat Ibiza, entre otros. Es más, la firma no necesita tirar los precios por el suelo para que lo tengamos en cuenta, se ha ganado su lugar a pulso a base de mejorar su diseño, ofrecer equipamiento tecnológico interesante y un salto cualitativo en cuanto a calidad percibida en su habitáculo.

Su ganancia en espacio se debe, principalmente, a un aumento de las cotas exteriores del i20. Ahora es 5 milímetros más largo, con 4,04 metros de largo, y aumenta en 10 milímetros su distancia entre ejes, hasta los 2,58 metros. También es algo más ancho (+16 mm) con 1,75 metros y tiene una altura de 1,45 metros (24 mm menos). Estos datos nos ofrecen una visión más aplomada de este urbanita, de caderas prominentes y silueta aerodinámica cuál deportivo. A pesar de este metal de más, el i20 es un 4% más ligero que el modelo anterior, lo que también ayuda a la hora de rebajar los consumos finales.

El envoltorio más grande suele significar un regalo también mayor. En este caso la regla de oro se cumple y estamos ante un interior destacable por su habitabilidad y sensación de espacio. El único inconveniente encontrado en este aspecto es el de la altura de las plazas traseras. Un adulto de más de 1,80 empezará a sentirse algo oprimido y, en caso de viajar tres adultos, la amplitud no será su punto fuerte.

A cambio, tenemos uno de los mejores maleteros del segmento, con 352 litros de capacidad (+25 litros) con la fila de asientos de atrás disponible. Este espacio de carga no se ve afectado por la presencia de las baterías en los modelos Mild Hybrid, dado que su tamaño es muy compacto y solo afecta al depósito de gasolina, que pasa de los 50 a los 40 litros.

Antes de pasar a detallar el comportamiento de este nuevo Hyundai i20 daremos un repaso por su evolución estética. La firma coreana ha sabido adaptarse a las tendencias del viejo continente, que buscan vehículos con más aristas y líneas de carrocería marcadas. El nuevo paragolpes delantero, que se acompaña de una parrilla de nueva factura, sigue la filosofía de diseño marcada por la marca en sus hermanos mayores como el Hyundai Tucson.

Sin embargo, su carácter juvenil y cuota de mercado le obligan a tener sus propios símbolos visuales. Ejemplo de ello es su zaga, que recurre al haz de luz horizontal de óptica a óptica. El carácter está impreso en toda su silueta, algo que no sucedía en el modelo anterior, que pasaba desapercibido y pecaba de anodino. Las llantas de aleación de 17 pulgadas calzadas con neumáticos en medida 215/45/15 para ambos ejes, en el equipamiento probado le dan un toque premium y racing a partes iguales.

El nivel de acabado Syle trae algunos guiños como los cristales oscurecidos, la línea de la cintura cromada, la parrilla negra y la carrocería bicolor con el techo también en negro. Además, incorpora LED para las luces diurnas y los faros de cruce y carretera, tecnología que se repite en las ópticas posteriores y los intermitentes.

En cuanto nos sentamos al volante del i20 nos sentimos cómodos. Se nota que los coreanos han pensado en el confort y la simplicidad como punto de partida, sin grandes florituras ni elementos que desentonan. La calidad percibida se mantiene como en el modelo anterior, correcta y dentro de lo que esperamos de un modelo del segmento compacto. Al contar con el acabado tope de gama, la unidad probada lucía un volante revestido de cuero, material que se repite también en el pomo del cambio automático.

En el mercado encontrarás el Hyundai i20 menos equipado y más accesible pero, en este caso, también incluye la pantalla central de 10,25 pulgadas compatible con Apple CarPlay y Android Auto de forma inalámbrica. Este sistema de infoentretenimiento incorpora la función Bluelink para gestionar funciones como la navegación, la ubicación del coche o su estado mecánico desde tu smartphone. Su calidad es buena y la usabilidad fácil e intuitiva pero no alcanza todavía los niveles del grupo Volkswagen, tanto por estética como por gráficos. Lo mismo sucede con la instrumentación, también de 10,25″ de calidad muy buena, que es personalizable en función del modo de conducción seleccionado, ofreciendo diferentes vistas de las dos esferas.

Es fácil encontrar la posición de conducción y la visibilidad nos resulta acertada desde el primer momento. Parece que el centro de gravedad es bastante bajo, algo agradable para aquellos que nos gusta sentir lo que sucede bajo nuestro trasero para conducir mejor. Los primeros kilómetros con el Hyundai i20 son fáciles, relajados y confortables, su dirección blanda nos ayuda a movernos entre el tráfico urbano sin apenas sufrimiento pero no se siente desmultiplicada en absoluto.

El motor gasolina es un tres cilindros de 1,0 litros que rinde 120 CV sobre las 6.000 revoluciones por minuto y un par máximo de 200 Nm que aparece pasadas las 3.500 vueltas. Se siente elástico pero algo perezoso en la zona baja, de manera que si queremos ir a buen ritmo lo deberemos llevar ligero y en la parte alta del cuentavueltas. El cambio automático nos impedirá hacerlo a nuestro gusto, comportándose de manera intrusiva en algunos momentos de exigencia. Su función principal es el ahorro y de ahí que siempre opte por una marcha más alta de la que elegiríamos nosotros.

El i20 no es un coche que destaque por un aspecto dinámico concreto, más bien aprueba en todos sin ser excelente en ninguno de ellos. Ese equilibrio, que puede parecer aburrido para algunos, es ideal si buscas un vehículo leal y de respuestas sinceras con el que conducir sin sustos y de forma tranquila. Su apoyo en el paso por curva está muy bien, es aplomado y seguro, pero no se siente una tabla como podría ser un Ford Fiesta o un Seat Ibiza.

Los cambios entre modos de conducción apenas son destacables, pero sí notamos una mejor predisposición del bloque en el Sport. Las reacciones son más rápidas y el cambio también permite elevar el cuentavueltas para aprovechar la inercia. Por lo demás, de forma habitual utilizaríamos el ECO para aprovechar el sistema Mild Hybrid mejor.

El motor es un tricilíndrico que no esconde sus apuros en cuanto vamos por encima de su régimen establecido. Las vibraciones y el ruido aparecen incluso con el sistema de microhibridación de la unidad probada. En realidad, esta tecnología no tiene tanto protagonismo como para cambiar el comportamiento del i20, es más bien un apaño de cara al consumo y las emisiones.

El gasto homologado por la firma es de 5,3 l/100 km para el modelo probado en ciclo combinado WLTP. Durante nuestra semana con él fuimos testigos de cambios significativos en los datos, alcanzando los 6,2 litros en una jornada puramente urbana. Si hacemos una media y tenemos en cuenta los días en los que realizamos tramos más variados, el gasto del i20 se mantiene sobre los 6 l/100 km, que es alto pero está dentro de la media del segmento.

La unidad probada, con el cambio automático y el acabado Syle, tiene un precio de partida de 26.555 euros. Se encuentra en la zona media de la tabla, ni muy caro ni muy barato. Existen alternativas, como el Skoda Fabia, que ofrecen mejores sensaciones al volante y menos consumo pero llegan con peor equipamiento tecnológico y de seguridad. En este apartado, el Hyundai i20 Style incorpora el sistema de asistencia a la frenada de emergencia con función de cruce, alerta de cambio involuntario de carril con sistema de seguimiento y alerta de plazas traseras ocupadas, por si te olvidas al niño o a la mascota dentro.

Tampoco faltan funciones de confort como el control crucero inteligente, sensor de aparcamiento, modos de conducción, llave inteligente con botón de arranque y limitador de velocidad entre otros.

Escrito por, Miguel Angel Solá

Agradecimientos

  • Hyundai España

 

 

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here