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Ser un símbolo dentro del segmento del automóvil es algo de lo que puedes presumir, además claro está, si eres el líder de ventas de una marca como es el caso de la Serie 5 de BMW, que nada más y nada menos lleva 50 años en ella habiéndose vendido más de 10 millones de unidades desde 1972, mismo año en el que nací yo. ¿Será casualidad?

Quizás sea el modelo más continuista de la marca, pero, ¿para que cambiar en exceso algo que ya funciona? Su octava generación llega con un nuevo lenguaje de diseño que lo aproxima a la renovación que BMW está llevando a cabo en toda su gama, pero aquí, con sutileza, sin olvidar como no, su empaque 100% premium.

UNA BERLINA PREMIUM CON DOTES DE GRANDEZA

Está disponible con diversas motorizaciones, entre ellas, tres versiones díesel (520d, 520d xDrive y 540d xDrive), una versión gasolina (520i) y tres versiones PHEV (530e, 530 e xDrive y 550e xDrive), así como en tres versiones 100% eléctricas, i5 eDrive40, i5 xDrive40 y i5 M60 xDrive), siendo la que hoy ocupa nuestra prueba la versión de acceso 520d.

Sus medidas ahora si que empiezan ya a ser considerables, y de la misma forma que pasa con otros modelos de la marca, ha crecido para llegar ahora hasta los 5,06 metros de longitud, siendo así, casi igual de largo que un Serie 7 de la generación anterior, lo que se traduce claro está en mayor habitabilidad para cada uno de sus cinco ocupantes. Con respecto a su predecesor ha crecido 97mm en longitud, 32 mm en anchura y 36 mm en altura.

En el habitáculo encontramos el “savoir freire” al que los de Munich nos tienen acostumbrados, pero ahora, vemos algo nuevo. La tapicería de los asientos, puede ser de cuero vegano, siendo este el primer BMW que ha ofrecido esta opción dentro de su equipamiento. Así pues, los butacones delanteros y los asientos traseros pueden presumir de ser más sostenibles que nunca, además de cómodos, claro está.

La tecnología es palpable en el interior, donde destaca la doble pantalla curved denominada BMW Live Cockpit, representada por la pantalla del cuadro de mandos de 12,3”, la del sistema de infoentretenimiento de 14,9” y el Head-up-Display. La primera de ellas es totalmente personalizable en cuanto a las vistas y la información que quieres ver representada. La segunda integra el sistema operativo BMW ID8.5, que mejora la navegación por los menús además de aportar nuevas grafías para todas las funciones. Es compatible de forma inalámbrica con los sistemas Apple CarPlay y Android Auto, e integra además la plataforma de juegos AirConsole, por aquello de que si te aburres, con el coche parado podrás darte algún que otro capricho con el juego de moda.

La parte trasera está pensada para tres ocupantes, aunque será el ocupante de en medio el que no vaya tan cómodo en los desplazamientos, primero porque ese asiento no es individual como los otros dos y segundo por el túnel de la transmisión. El maletero por su parte, dispone de una capacidad total de 530 litros.

Lo que nos fascina sin duda, es el motor de este BMW 520d, uno de los mejores y más eficientes propulsores diésel del mercado. Hablamos del cuatro cilindros en línea de 2 litros, con tecnología mild Hybrid, que rinde una potencia de 197CV y unos muy generosos 400 Nm de par, con los que lanzarse de 0 a 100 km/h es cuestión de 7,3 segundos. El motor eléctrico rinde una potencia extra de 11CV, que pueden ser utilizados mediante la función Boost, que se acciona con la leva izquierda que hay tras el volante y nos deja esa potencia extra durante un periodo de 10 segundos.

Pero lo mejor de este motor no es su potencial sino su consumo, que es sumamente ridículo para un coche de esta envergdura y potencia. Hablamos de que BMW ha homologado unos 5,1 litros a los 100 kms, cifra a la que fácil es acercarse si en autopista conduces entre 100 y 120 km/h de media. Eso se traduce en que cuando repostas y llenas el depósito, fácil es ver autonomías de hasta 1.200 kms en el ordenador de abordo. Brutal!

El nuevo Serie está disponible en el catálogo de la marca desde los 60.250€, si le sumamos el Paquete M Sport, damos comienzo en los 64.475€ con un equipamiento extra que incluye entre otros, llantas de 19”, asientos tapizados en Alcantara/Piel Vegana, Volante y suspensión M Sport, Techo M en color antracita, Molduras exteriores M en negro brillo Shadow Line, faros delanteros y traseros LED, BMW Live Cockpit con BMW Curved Display, BMW My Modes, el sistema BMW Driving Assistant. De forma opcional también equipaba las llantas de 20” M, el color exterior M Carbon Black Metallic, Paquete Travel, Innovation Packcage, Paquete Comfort, Cristales Tintados, Acabados de cristal “Crafted Clarity”,  elementos que engrosan la factura hasta unos muy generosos 81.000€.

CÓMODO, VIAJERO Y SILENCIOSO

A nivel dinámico el Serie 5 brilla sobre todo por el confort en marcha. Está muy bien aislado, lo que no deja que entre apenas ningún ruido del exterior, ni siquiera el del motor. Tan solo se escucha la rodadura de los neumáticos, unos Pirelli P Zero en medidas 275/30/20 para el eje trasero y 245/40/20 para el delantero. Hacer viajes con él es una delicia, disfrutando de su esencia de berlina para todo, y con una suavidad de marcha que tan solo se ve irrumpida si decides cambiar de escenario para conducir, sacando así a relucir todo su potencial y sus dotes deportivas, que también, como buen BMW las tiene.

CONCLUSIÓN

Encontramos un acierto que BMW no haga grandes cambios en el serie 5, pues es sin duda su estandarte. Es un coche sobresaliente que va bien en todo. Diseño, dinámica, equipamiento y tecnología. Una berlina pensada para aquellos que quieren disfrutar en familia de un BMW y tener a la vez un coche representativo.

Escrito por, Miguel Angel Solá

AGRADECIMIENTOS

 

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