Mercedes ha sabido dar nombre al Marco Polo, haciendo alusión a un célebre mercader y viajero veneciano que nació en Venecia en el año 1.254, al que se le atribuyen grandes viajes que le llevaron a conocer a las antiguas civilizaciones del Asia Central y China, entre muchos otros.
Es quizás por el hecho de que Marco Polo fuera un gran viajero, que Mercedes le haya dado su nombre a este camper, siendo sin duda alguna un gran compañero de viaje, algo que nosotros hemos podido comprobar en esta ocasión, ya que durante 10 días nos ha acompañado en una gran aventura que nos llevó a recorrer parte del Pirineo Aragonés, para llevarnos a lugares increíbles en los que hemos podido disfrutar de la comodidad, del espacio y como no de la dinámica de un vehículo que al igual que Marco Polo en su época, ansía viajar por todo el mundo.
Mercedes ha sabido aprovechar el dulce y enorme tirón que las furgonetas tipo camper están viviendo en este momento y por ello ha creado la gama Mercedes Marco Polo, que está comprendida por tres modelos (Horizon, Activity y Marco Polo), pensado cada uno de ellos para satisfacer las necesidades de aquellas personas que buscan un algo más en un vehículo de ámbito familiar e ideal para la práctica de deportes de aventura al aire libre y que puede ser utilizado a diario como si de un turismo se tratara.
Hace unos meses acudíamos a la presentación internacional que la marca llevó a cabo para dar a conocer un face lifting del Marco Polo, a la vez que introdujo nuevas motorizaciones unidas al cambio de marchas 9G-TRONIC, y como no, nuevos elementos tecnológicos, heredados de los turismos de la marca. Sin duda alguna, este tipo de vehículos, al igual que los SUV están muy de moda, sobre todo para aquellas personas que practican deportes de aventura a los que les encanta tener un espacio aunado a un vehículo que les lleve de un lugar a otro y que les permita, como nos permitió a nosotros disfrutar de algo tan maravilloso como dormir junto a un rio, ver un amanecer o un atardecer.
Un interior con ambiente premium
El interior del Mercedes Marco Polo es un fiel reflejo de lo que podemos encontrar en la gama de turismos de la marca, dónde nos han acostumbrado a recibirnos dentro de una atmósfera y ambiente en el que prevalece la calidad de los materiales utilizados para conformar un habitáculo premium, en el que además se le ha dado vital importancia a la ergonomía, pues todo está dispuesto de forma que el conductor lo tiene todo muy a mano para gobernar al Marco Polo, haciendo además partícipe al copiloto.
La posición de conducción del Marco Polo es bastante parecida a la de un SUV, donde no vas situado en una posición demasiado alta, pero desde la que gobiernas toda la parte delantera gracias al ajuste de altura del asiento del conductor. El volante de tres radios forrado en piel multifunción dispone de las levas para el manejo del cambio 7G-TRONIC en modo secuencial, además de botones de acceso directo al manejo de la pantalla del ordenador y del sistema multimedia. Tras este encontramos un cuadro de mandos de dos esferas analógicas separada por una pantalla TFT que sirve de apoyo al sistema de infoentretenimiento y nos ofrece información del ordenador a de abordo, así como del modo de conducción que tengamos seleccionado.
La pantalla TFT de 8” situada en el centro de la consola nos ofrece información sobre la navegación, el sistema multimedia, el teléfono, así como diversos parámetros de configuración de la Marco Polo o información sobre la conducción eficiente. Bajo esta pantalla, encontramos los mandos del climatizador, el sistema de audio y el mando para manejar el sistema Comand Online.
En la parte más baja de la consola, encontramos un hueco para dos botellas o para guardar objetos, así como un panel desde el que se controla el sistema de calefacción estacionaria, que dispone de un programador de tiempo y temperatura para el interior de esta camper. Para poder utilizar este sistema durante toda la noche, la Marco Polo puede enchufarse a la red eléctrica, o bien, si no es posible, utilizará la energía de la segunda batería de alta capacidad con la que viene equipada. Desde aquí también se activa la nevera, así como podemos ver el nivel del depósito de agua y del depósito de agua sucia, que básicamente será la que utilicemos con el fregadero.
Al abrir la puerta lateral, encontramos una amplia zona en la que disponemos de una fila con dos asientos prácticamente de uso individual, que permite moverse longitudinalmente con unas guías por toda esta zona para convertirse en cama, o bien para dejar el espacio necesario para abrir la mesa plegable que encontramos junto a la zona de armarios y convertirse así en un pequeño salón comedor, a la vez que para disfrutar de una impresionante capacidad de carga como complemento del maletero.
Todo este espacio ello guarnecido con unos acabados al más puro estilo de un yate, donde todos los espacios son aprovechados al máximo. Esta zona dispone además de tres ventanillas en un lateral, siendo la que hay encima de los fogones practicable para facilitar así la salida del humo en el caso de cocinar, así como de otra ventanilla en la puerta corredera para dar sensación lumínica a esta zona de la Marco Polo. Para la noche, estas ventanillas disponen de unos estores, con los que puedes dejar a oscuras prácticamente todo el habitáculo y evitar así la entrada de luz.
En la zona del techo, encontramos una cama practicable en medidas 2,05×1,13 mts, donde pueden dormir dos adultos y que dispone de dos ventanas laterales que dejan correr el aire si abres las cremalleras para no pasar calor, algo que pudimos comprobar los días que dormimos en ella. Además de forma opcional, es posible tener hasta techo panorámico, lo que te permitiría disfrutar de una vista privilegiada a las estrellas mientras está tumbado. Para abrir el techo y poder acceder a la zona de la cama, tan solo hay que quitar dos seguros y empujar hacia arriba, aunque de forma opcional, este movimiento puede ser motorizado, lo que facilita mucho esta maniobra.
Nuestro Marco Polo estaba dotado con un equipamiento de serie muy amplio, aun así, entre el que cabe destacar el cuadro de instrumentos con display en color, Attention Assist, depósito de 70 litros, paquete BlueEFFICIENCY, asientos de conductor y pasajero confort giratorios, suelo en diseño yate oscuro para la parte trasera, cristales tintados, mesa de camping con dos sillas o la batería adicional para el consumo extra. De los opcionales destacamos, el sistema Parktronic, el cambio 7G-TRONIC PLUS, tren de rodaje deportivo, paquete deportivo exterior, calefacción estacionaria, LED Intelligent Light System, Tempomat o la cámara de marcha atrás entre otros.
La gama actual del Marco Polo está compuesta por el ACTIVITY cuyo precio para la versión de acceso es de 44.059€ en la versión 160d con cambio manual, de 48.500€ para la versión ACTIVITY SPORT, de 50.900€ para el Marco Polo Horizon en la versión 200d y de 61.730€ para la versión 220 d 7G-TRONIC Plus que sería la que ocupa nuestra prueba.
El corazón que anima al Mercedes Marco Polo
La mecánica que animaba a nuestra unidad de pruebas es un motor diésel de 4 cilindros y 2,1litros, que rinde una potencia de 163 cv, y dispone de un par motor de 380 Nm. Con estas cifras este bloque ofrece un rendimiento óptimo para cualquier circunstancia, en la que mueve a todo el conjunto con mucha soltura. La perfecta asociación con el eficiente cambio 7G-TRONIC, permite sacar mayor rendimiento a todo el conjunto mecánico que dispone de tracción trasera, aunque existe la posibilidad de montar también el sistema de tracción integral 4MATIC, con el que te aseguras más todavía de que podrás circular por zonas de nieve o barro, para llevar siempre un poco más allá tus aventuras.
En lo que a consumos se refiere, en autopista es fácil acercarse a la cifra de consumo homologada (WLTP) de 8,2 litros a los 100 kilómetros, aunque si decides conducir por carreteras secundarias o de montaña, este consumo puede aumentarse hasta llegar entorno a los 10 litros, como fue nuestro caso a la hora de atravesar durante nuestra travesía diversos puertos de montaña. Sus prestaciones son discretas, pero a tener es cuenta, pues es capaz de lanzarse hasta unos generosos 193 km/h y de acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 13,4 segundos, cifras que no están nada mal, teniendo en cuenta el lastre de 2.4 toneladas de todo el conjunto.
Para hablaros del consumo, os contaremos que nuestro viaje estuvo dividido en dos rutas; en la primera de ellas hicimos un total de 861 kilómetros, en los que obtuvimos un consumo medo de 8,8 litros, teniendo en cuenta que muchos de esos kilómetros fueron por autopista y por autovía. En la segunda parte de nuestro viaje, el consumo medio que obtuvimos fue de 9,9 litros, pero aquí de los 1.482 kilómetros que hicimos, tan solo 525 fueron por autopista o autovía, el resto, fue conduciendo por puertos y carreteras de montaña, por lo que nos parece más que aceptable estas cifras, teniendo en cuenta el consumo homologado, del que no nos alejamos tanto, así como la envergadura y peso del Marco Polo.
El comportamiento dinámico de este camper es increíble, gracias a un sistema de suspensiones para el tren delantero tipo McPherson y de muelles con brazos independientes para en el tren trasero. Mercedes ofrece la posibilidad de equipar a las Marco Polo con un tren de rodaje denominado AGILITY CONTROL o uno deportivo, para aquellos que busquen un poco más de provecho a la hora de conducir por carreteras de montaña, aunque sinceramente, no es necesario, ya que nosotros condujimos por diversos puertos de montaña entrelazando durante muchos kilómetros zonas de curvas a ritmo alegre y os podemos asegurar que con la suspensión de serie es más que suficiente.
Esta camper es una devoradora de kilómetros haciendo gala de un alto nivel de confort en el interior en cualquier circunstancia de conducción. Lo que nos ha sorprendido y mucho, es el comportamiento dinámico que es capaz de ofrecer en zonas reviradas, donde su peso y tamaño debería jugar en su contra, pero nada más lejos de la realidad, puedes disfrutar de todo un Mercedes saboreando cada una de las curvas que afrontes tras el volante. Lo mejor de todo es que cuando llegas a una ciudad, eres un vehículo más, que puede aparcar en cualquier zona azul, o incluso en un parking cubierto gracias a sus medidas.
Nuestro viaje y la vida a bordo
Nuestro viaje con la Marco Polo, tuvo una duración de 11 días, en los que viajamos con todos los bártulos necesarios para la práctica de deportes de montaña, que sin problema alguno pudimos colocar en la parte trasera destinada a maletero, donde además se encuentra el accesorio donde está colocada la mesa y las sillas de camping. Un pequeño truco que os contaremos es que lo mejor que puedes hacer es meter la ropa y todo lo que necesites en cubetas de plástico transparente, así de una sola vista encontrarás siempre lo que necesites.
Lo primero que hicimos fue llenar la nevera, y nos sorprendió gratamente ver que la capacidad de esta es más que suficiente para dos personas. Si a ello le sumamos que, en la zona destinada a cocina, es decir bajo los fogones y el fregadero dispones de 4 cajones, allí puedes guardar todo lo que necesites, bien para cocina, así como el menaje del día a día.
Una vez cargado el Marco Polo, dio comienzo nuestra ruta, que nos llevaría el primer día al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Tras casi 300 kilómetros al volante, en los que condujimos por autovía, carreteras y algún que otro puerto de montaña, lo primero que pudimos apreciar es la increíble dinámica de un vehículo que talla 5,21 metros de largo y pesa casi 2,5 toneladas.
Llegó la noche, y decidimos como no dormir en el Marco Polo, que gracias a sus dos espacios puede dar cabida a 4 ocupantes. Para la primera noche, escogimos la zona inferior, así que una vez movidos los asientos y bajados los respaldos que disponen de un mecanismo eléctrico para ello, además de un sistema de inflado de las zonas de respaldo, descansamos hasta el día siguiente.
A la mañana siguiente, llevamos a cabo una ruta por el Sendero de la Ruta de los Cazadores, que nos llevaría hasta lo más alto del Circo de Cotuatero, donde pudimos gozar de unas preciosas vistas del valle. Por la tarde, del vuelta a Ordesa paramos en una zona de descanso en un precioso bosque de chopos donde decidimos sacar la mesa y las sillas para tomar un descanso.
Llegó la hora de dormir, y esta vez lo hicimos en la cama superior, donde con las ventanas laterales abiertas, llegó un momento en la noche que hasta tuvimos la sensación de que hacía algo de frío, así que nos tapamos bien con el edredón y solucionado.
Nuestra segunda etapa, nos llevó hasta Jaca, donde hicimos un recorrido para ver las instalaciones militares del antiguo campo de tiro de Batiellas, en el que como anécdota estuve destinado en el año 1992. Allí decidimos que esa noche pernotaríamos en un Camping, así que nos dispusimos a coger una plaza para el Marco Polo en el Camping Victoria por la que pagamos un total por nuestra estancia de 21€, incluida la tasa turística para dos personas.
Seguimos nuestra ruta por Jaca, que nos llevó a visitar la Ciudadela para posteriormente tomar rumbo hacia una de las estaciones de tren con mas historia de nuestro país, la estación de Canfranc, donde en el año 1965 se rodó alguna de las escenas del film Doctor Zhivago. En este momento, se está reconstruyendo la estación en la que se está habilitando una zona como un Hotel Spa de 5*.
Tras visitar este precioso monumento, nos dirigimos hasta la estación de Esquí de Candanchú que curiosamente es la estación más antigua de España que data sus inicios en el año 1928. Allí, nos encontramos con un día muy nublado como se puede apreciar en las fotos, en el que la lluvia también hizo su aparición, pero no nos privó de hacer una ascensión hasta el Pico Aspe con una cima de 2.640 metros, desde el que gozamos de unas preciosa vistas en algún momento, pues la niebla arriba del todo era bastante espesa.
Tras unas horas de caminata tomamos rumbo hacia el puerto de montaña y paso fronterizo de Somport, que nos llevaría hasta Francia, donde encontramos el Camping River Aspe, un precioso espacio situado en el lateral del rio Gave d’Aspe, en el que su gerente nos dio una de las mejores parcelas que tenía libre, junto al rio precisamente, lo que se tradujo en una estancia de dos días en la que pudimos disfrutar del sonido del agua mientras hacíamos vida en el Marco Polo. La primera de las noches, y esto era el día 19 de agosto, la temperatura exterior fue de 9º a lo que tuvimos que sumar que estuvo lloviendo, pero eso no nos impidió dormir en la parte de arriba de nuestro camper, gracias al perfecto aislamiento del que dispone no llegó a entrar nunca agua en el interior.
Llegó la hora de partir, rumbo hacia Benasque, así que tomamos de nuevo la carretera que nos llevaría de vuelta hasta Jaca, donde hicimos una para en Fuerte Rapitán, un lugar estratégico situado al Norte de la Ciudad en que se encuentra un fuerte poligonal que data del Siglo XIX de carácter defensivo y que hoy en día se puede visitar de forma guiada, y desde el que se puede contemplar la magnitud de una ciudad que poco a poco ha ido creciendo hacia el exterior como se puede apreciar en las zonas de nueva construcción que comparten espacio con 2 cuarteles y la antigua Ciudadela.
Kilómetro tras kilómetro al volante del Marco Polo, es cuando aprecias la gran capacidad que tiene para ser lo que es, un compañero ideal de viaje. No solo es cómodo, sino que además se adapta a su entorno sea cual sea la carretera por la que conduzcas, gracias también al Dynamic Select que nos permite escoger entre tres modos de conducción perfectamente configurados para ofrecer cada uno de ellos una experiencia de conducción diferente en la que puede primar el confort y la eficiencia o bien la deportividad.
Llegamos a Benasque, una preciosa ciudad montañera situada en el corazón del Pirineo Aragonés y que es punto de partida para muchos montañeros que cada año pasan por allí para ascender el Aneto, el pico más alto de nuestra península.
Dado que llegamos a la hora de comer, y como no podía ser de otra manera, pues si has estado una vez en tu vida repetirás, comimos en el Fogaril, el restaurante que hay en el Hotel Ciria, en el que parece que el paso de los años se ha detenido, pues hace 20 años que estuve allí por primera vez y no ha cambiado prácticamente nada. Por la tarde, nos dirigimos hacia la estación de esquí de Cerler, situada al final de la carretera de este pueblo que le da nombre y que está considerado como el pueblo más alto del pirineo Aragonés, por hallarse enclavado a 1.540 metros de altitud. Allí, encontramos el lugar perfecto para disfrutar de una preciosa puesta de sol, donde después y dado el precioso paisaje que teníamos frente a nosotros decidimos pernoctar para por la mañana ver como no, la salida del sol.
Bajamos de nuevo a Benasque y esta vez a buscar a nuestro amigo Jacobo, montañero y propietario de la empresa Tryton Guías Pirineos, al que nos une una gran amistad desde hace casi 20 años. Jacobo, nos había preparado varías rutas de montaña para los días que estaríamos en esta zona, así que con todo lujo de detalle nos explicó cuales eran nuestros planes para los próximos días.
Tras una intensa y agraciada reunión, nos dirigimos hacia el Camping Aneto, donde dejaríamos al Marco Polo en los días que no lo haríamos servir mientras conformábamos nuestra experiencia por la montaña.
Nuestra ruta de 3 días en la que pernoctamos en vivac dos noches fue del todo increíble, ya que nos permitió ver la inmensidad del Valle de Valliberna, el Valle de Remuñe y el Valle de Literola, así como las cimas de los picos Perdiguero y Cresta de Literola a los que llegamos tras varias horas de caminata, pasando por pedregales y algunos neveros que todavía permanecen intactos después del pasado invierno.
Transcurrida nuestra ruta de montaña, y tras descender por el Valle de Literola, tomamos rumbo de nuevo al Camping Aneto, para recoger a nuestra Marco Polo y guardar en ella todo nuestro equipamiento, y como no, para disfrutar una vez más de una suculenta comida en el exterior para disfrutar de un precioso día de verano.
Conclusiones
Es la tercera vez que nos ponemos a los mandos del Marco Polo, y la sensación que hemos tenido en esta ocasión, ha sido para acentuar más si sabe el hecho de que tras este viaje, hasta nos hayamos planteado en un futuro no muy lejano, llegar a adquirir uno, lo que demuestra que el nivel de convencimiento que ofrece un vehículo de estas características para alguien a quien le guste viajar, los deportes de aventura y disfrutar de la comodidad que puede llegar a ofrecer uno de los mejores campers del mercado, con el que parece no haber ningún límite a la hora de llevar a cabo cualquier aventura o locura.
Este tipo de vehículos ofrecen una polivalencia más amplia que un SUV, por ejemplo, por el que en igualdad de condiciones, equipamiento y segmento es muy probable que el desembolso económico fuera similar. Ahora si comparamos el hecho de que, con el Marco Polo, además de hacer un viaje puedes pernoctar en él, así como hacer vida a bordo, aunque acabes pagando un camping por tener el uso y disfrute de los baños, todavía ese viaje te puede salir bastante más económico que con un turismo o un SUV, teniendo además la certeza de que puedes pararte básicamente donde quieras, para disfrutar de paisajes increíbles.
Escrito por, Miguel Angel Solá
Agradecimientos
- Mercedes Benz Furgonetas
- Fotografías: Cristóbal Arjona
- Tryton Guías Pirineos
- Camping Aneto